Capítulo 13 Noticia inesperada

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                                   Lili.


—Así que te irás para rehabilitarte.

—Si.

—Por un año que casi son dos.

—Exactamente.

—¿Entonces yo me quedo aquí?—se que estaba haciendo muchas preguntas pero es que necesito mucha información para saber que voy hacer.

—No te dejare sola y si, te quedarás aquí, esperaremos a tu amiga y cuando ella llegué entonces yo me iré—Vero estaba en México y después se iría a Italia, así que se tardaría un poco, máximo dos semanas.

—Mientras tanto iré por voluntad propia al psicólogo, dónde seguramente me costará decir las cosas que posiblemente el Doc ya sepa.

—No te preocupes, por experiencia te diré que la primera sesión es solo de presentación y las demás tocar temas de las que tú quieras hablar.

—Lo se, el problema es que no quiero hablar de nada.

—Piensas que eso te hace débil, ¿verdad?—solo asintió con la cabeza y se tumbó en la cama—. No eres débil por pedir ayuda, se que puede ser incómodo hablar de esas cosas.

—La única persona que sabe todo de mí eres tú, bueno casi todo—yo aún seguía con las cobijas encima así que me acosté a un lado de él y lo tape con las mismas.

—Yo nunca hablé en mis sesiones y ahora lo tengo que hacer, siento que todo esto es raro—se dio la vuelta hacia mi para poder acomodarse, yo me puse en su pecho con solía hacerlo y eso lo calma un poco.

—Si quieres te puedo acompañar, no entraré contigo yo solo me quedare afuera esperando

—Me siento como un niño al cual tienen que llevar de la mano—suspiro en forma de enojo y desacuerdo—. El maldito problema no es entrar al mundo de las drogas, lo jodido es salir.

—Siempre es difícil pero es bueno empezar por algo.

—Ahora que recuerdo alguien me iba a contar su pelea con una niña—pegue más mi cara contra su pecho, sentía mis mejillas ardiendo, no tuve de otra y le conté todo.

<<Le dije que ella me molestaba en la escuela porque me juntaba con puros hombres y decían que me vestía como uno. Un día una de ella me empujó por mera diversión. Le tuve que contar en el estado que cometí eso, ese día iba cruda. Y casi no estaba consiente de lo que hacía—. Eres una mujer ruda, se lo merecían.

—No estoy muy orgullosa de como era en ese entonces, me metía en muchos problemas y no tenía muy buenas calificaciones así que me regañaban constantemente.

—¿Tus padres te regañaban?

—Mi…madre era algo exigente y el otro señor la ponía en mi contra.

—¿El otro señor?

—Mi padrastro—se que eso se escuchó muy frío pero realmente no podía sentir cariño por alguien que se portó tan mal conmigo.

—No me lo digas si te hace sentir mal—me abrazo más fuerte y realmente me siento bien, el sentirlo tan cerca, me hace feliz.

—Te contaré quien realmente soy—me separé un poco de él para subir y quedar a su altura—. Yo no tenía buenos recursos, mi padre murió cuando yo tenía cuatro años así que casi no tengo recuerdos de él. Soy hija única así que prácticamente crecí sola ya que mi mamá trabajaba hasta la noche y yo me quedaba con mis abuelos, no tenía muchos amigos así que jugaba bastante con mi imaginación.

—¿Tus abuelos aún viven?

—Si, de echo ellos siguen a cuidándome aunque sea de lejos.

—Entiendo.

Nuestra Maldición Where stories live. Discover now