Capitulo 34 Unas horas más...

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                          Alexander

Dragnil estaba parada afuera de una de las habitaciones, su rostro reflejaba frialdad. Yo también estaba tenso por el asunto, los nervios abundaban en el pasillo. Lili se aferraban a mi brazo, no sabíamos que decirle en ese momento, el silencio estaba sepulcral, los demás eran militares que vigilaban el cuarto. Harry fue quien decidió examinar su cuerpo y tratarlo, la misión se tendría que atrasar por esto.

Realmente estábamos en una situación de riesgo, no sabemos por qué razón llegó. Nos habían dicho que él iba a morir juntos con nos nosotros.

¿Cómo es que logro escapar?

—Dragnil, ¿qué haremos ahora?—decidí romper el silencio con mi pregunta

—No lo sé.

—¿Tía?

—Se que les puede parecer increíble que me encuentre en esta situación. También para mi lo es.

—Dragnil. Entendemos como te sientes ahora, sentimos como esto te afecta—me acerque un poco para darle apoyo.

—¿Ustedes que harían en mi lugar?

—Yo lo golpearía—respondió Vero.

—Créeme Verónica, es una de las cosas que he tenido en mente desde que llegó.

—Lo se, yo desde que lo vi.

—Vero—Lili siempre la regaña.

—Dime que no lo piensas.

—Claro que no, debemos escucharlo primero y sin violencia.

—Lili esa es una de las cosas que admiro de ti—menciono Erick.

—¿Qué cosa?

—Tu paciencia, de otra forma no estarías con Alex.

—Justo así se siente mi cabeza—menciona Dragnil—.Como Lili y Vero.

—Yo elijo a Lili—dije sin titubear.

—Yo también—Vero se volteo con ojos de furia hacia Erick.

—Eres mi esposo, ¿por qué no estás de mi lado?—dijo mientras hacia un puchero.

—¿Tú me golpearías si hiciera algo así?

—¿Siendo sincera?

—Siendo sincera.

—Si—Vero y su sinceridad, algo incomparable.

—Muchas veces creo que tú segundo nombre es sinceridad—dije algo molesto.

En eso salió Harry entro la habitación, todos nos acercamos para saber que pasa.—Bueno, lo que tienen que saber es que está bien. Encontré un recipiente que contenía el antídoto o al menos un rastro de el. Sus signos vitales son estables y la fiebre bajo.

—¿Está despierto?—pregunte cortante.

—Esta despierto—hizo una pausa para voltear a ver a Dragnil—, él quiere verte.

—¿Hablaste con él?

—Si, pero a quien quiere ver más es a ti Dragnil.

—Sera raro hablar con un muerto.

—Bien, entonces creo que deberías irte, no estás en condiciones de hablar con él.

—Se que lo dices de buena manera y que lo haces por mi bien, pero créeme cuando te digo que no podré descansar hasta hablar con él.

Nuestra Maldición Where stories live. Discover now