Namikaze

Capítulo 25: Barrera

“Hay que aprender a ver las cosas por lo que son, no por lo que tu quieres que sean”

—

Presente

Él era un sol, un sol que brillo con intensidad semanas atrás y ahora parecía apagarse con cada segundo que pasaba. Estaba a nada de extinguirse, lo sabia, quedaría en pedazos después de esto y no había nada que Deidara pudiera hacer por él.

Sasuke lloraba mientras lo veía con decepción. Le había prometido apoyarlo, estar con él. Lo había consolado y había hecho innumerables locuras por él porque lo amaba, porque era su niño, su cachorro al cual estaba a punto de perder.

—Lo hare contigo o sin ti —pese a su tono molesto, fue capaz de sentir el dolor en cada palabra del omega.

—Siempre te he apoyado. Siempre.

—¡¿Y porque no lo estas haciendo ahora?!

—Hay más opciones.

—¡Sabes que no! —le apunto con un dedo—. Jamás lo entenderás, jamás sabrás lo que es —su voz se quebró, las lagrimas fluyeron sin control y se sintió tan pequeño, tan indefenso—. Te necesito más que nunca, más que a nadie. Eres todo lo que me queda…

—No me hagas esto, bebé —era un miserable, iba a ceder, su garganta se cerro, el dolor de Sasuke lo estaba lastimando a un nivel devastador.

—Entiendo —apretó los puños—. Al igual que todos me abandonas por ser una molestia. Una maldita carga.

—Sasuke, yo no…

—Lo entiendo —se limpió las lagrimas—. No volveré a molestar.

Dio media vuelta y se marcho en silencio, porque ya no había nada que decir, tal vez nunca más volvería a  ver a Deidara y así estaba bien, pero en cuanto salió del edificio, la soledad calo sus huesos y se pregunto si valía la pena seguir viviendo un poco más.

Por un segundo, la respuesta más obvia fue no. Estaba perdido y devastado como hace años, el peor capitulo de su vida se estaba repitiendo frente a sus ojos, con diferentes matices pero al igual que aquella ves, acabaría teniendo el mismo resultado si no hacia algo.

Había caminado sin rumbo fijo por lo que debió ser media hora, quedando de pie frente a la solución más rápida a su maldito problema, al mismo tiempo que intentaba contener las molestas lágrimas que empapaban sus mejillas junto a la aplastante opresión en el pecho que le impedía respirar con normalidad. Mientras su caótica mente era invadida por un único pensamiento.

Siempre estuviste solo…

Lo sabia, pero dolía como el infierno darse cuenta, dolía asimilarlo porque asta ahora no había querido creerlo del todo, o más bien, no le importaba en lo más mínimo porque Naruto estuvo su lado… corrección, fingió estar a su lado, atrapándolo en su red de mentiras, haciéndolo dependiente en más de un sentido y cayo ante él, gustoso y con los brazos abiertos.

Aunque esta vez era diferente, de cierta forma repetía la historia, los puntos clave estaban presentes, puede que en aquel entonces, las alternativas se le hubiesen esfumado de las manos sin siquiera poder rosarlas, existían, claro que sí, pero estaban fuera de su alcance por muchos motivos.
No había opciones, solo un camino que terminaría por destruirlo más de lo que ya estaba, pero esta vez no se quedaría de brazos cruzados esperando a que las cosas se resuelvan por si solas, mucho menos iba a esperar que todo el peso que llevaba sobre sus hombros aminorara aunque sea un poco, consciente de que en realidad la carga se hacia más y más pesada.