Capítulo 6: Realidades

2K 180 33
                                    

Sabía que no me quería y que nunca lo haría porque yo solo era un juego en su eterna vanidad. Sin embargo, seguía perdiéndome en sus ojos resplandecientes y peligrosos, suspirando con sus palabras disfrazadas de ambrosía y anhelando una caricia fría y sin sentimientos...

Sasuke ni siquiera sabía cómo diablos fue capaz de mantener una expresión neutral, mucho menos entendía su enorme capacidad para controlar su instinto homicida —o sed de sangre según el loco de Deidara—. Tan solo apretó los puños hasta lastimarse las palmas de las manos, formando medias lunas las cuales empezaban a escocer. Inhaló y exhaló lo más natural que pudo mientras cerraba los ojos. Y sin que se viera forzado, practicó aquellos estúpidos ejercicios para control de la ira.

Una vez listo, intentó parecer tranquilo mientras le regalaba una sonrisa retorcida a Hinata, casi siniestra al fingir que no le importaba lo que acaba de preguntar, pese a que por dentro era un mar de furia, más similar a un volcán a punto de hacer erupción por las estupideces de cierto alfa rubio que solo lo impulsaba a ir, desmembrarlo de forma lenta y sádica riendo como un maniático.  

¡Lástima que el asesinato a alfas clase S era muy castigado! Tal vez si hubiese sido un beta no le importaría ir a prisión un par de años. Frustrado, simplemente desechó aquellos planes sangrientos y continúo sacando copias con movimientos mecánicos y demasiado precisos mientras Hinata volvía a mirar hacia todos lados como fugitiva de la ley, por lo que chasqueó la lengua, volteando a verla en medio de un suspiro de hastío, aunque estaba dispuesto a sacarle todo lo que sabía.

—Ese idiota no tiene tanta suerte —tajó sintiendo la ira burbujear en su interior—. Quien te dijo esa mierda te ha mentido.

—Fue Matsuri —se mordió el labio inferior y suspiró aliviada al igual que Sasuke, porque muy dentro de él deseaba que no hubiese sido Naruto quien divulgó que tuvieron sexo—. La recepcionista de la entrada —aclaró con una sonrisilla nerviosa—, el sábado se fue muy tarde por unos problemas, no sé exactamente de qué, pero hoy en la mañana estuvo comentando con otros empleados que te vio irte con Naruto en su auto, así que comenzaron a sacar conclusiones de lo que pasó entre ustedes esa noche. Y bueno… al llegar me preguntó si yo sabía algo más… 

—Él insistió en llevarme a mi casa.

—Entonces ustedes si… —por alguna razón que no le interesó saber en ese momento, la expresión de Hinata era de horror ante la idea—. Oh Dios. Sasuke, no hubieras cedido… él…

—No, Hinata —refunfuñó cortando su parloteo sin sentido—, solo me llevó a casa y se fue. No me interesa tener nada que ver con él ni con nadie más, al parecer él piensa igual porque no hubo ni habrá insinuaciones de otro tipo. Tampoco las permitiría. Tengo suficientes cosas que hacer como para montarme un lío amoroso con un alfa idiota.

—¿Enserio? 

Rodó los ojos con hastío pensando en cómo convencerla, pero al parecer no fue necesario porque no insistió más, al menos no con palabras porque su intensa mirada decía mucho aun si no era consciente. Por alguna razón estaba llena de secretos y una profunda tristeza que llamarón la atención de Sasuke, pero al mismo tiempo se negaba a saber más de lo que aquella beta de carácter sumiso decía. Porque estaba seguro que, si le preguntaba, Hinata le diría una verdad que desde el principio sabía y no quiso creer.

—Sí, es en serio.

—Me alegra —murmuró entre suspiros sorprendiéndolo—. Naruto es un alfa muy atractivo, eso es un hecho y tampoco nadie duda de su amabilidad... pero muchas de aquí han comprobado que tras esa sexy sonrisa solo hay dolor. Él… él está acostumbrado a tratar a las personas sin importar su segundo género como juguetes. Disfruta el juego del cortejo, pero goza aún más desechando a sus conquistas como si no valieran nada.

NamikazeWhere stories live. Discover now