Capítulo 14: Horizontes

1.6K 161 54
                                    

Sabía que siempre podía contar con él, porque si se equivocaba, lo corregiría con palabras dulces. Cuando dudaba, le entregaba un consejo y cuando más lo necesitó, se quedó a su lado. –H.E

Sasuke buscó sus labios, su consuelo y su protección, entonces lo besó con fuerza, con intensidad y con angustia. Lo besó por instinto, pero por dentro sabía que no había pasión, ni siquiera existía esa clase amor o un mínimo rastro de erotismo entre ellos que aplacara su frio contacto, uno lleno de torpeza e ironía. Aquel beso estaba plagado de necesidad, entregándole un dolor crudo y realista que poco a poco se iba extendiendo hasta asfixiarlo, hundiéndolo aún más en su miseria, al punto de no poder salir. Recordándole su vida como una película barata en donde había sido un pésimo protagonista que cometía error tras error.

Seguía llorando, temblaba de miedo y en algún punto, sus lágrimas cayeron sobre el rostro sereno de Deidara, sintiendo como sus manos firmes lo sujetaban de la cintura mientras se incorporaba con cuidado, recostándolo en la cama, para posicionarse sobre él sin ninguna duda. Acunando su mejilla con una mano dulce que buscaba calmar su angustia, pero no seguir su juego autodestructivo. Lo frustraba saber que por más que quisiera, se negaría a intensificar el contacto de su boca sobre la suya.

Y es que Sasuke pretendía ahogarse aún más en sus errores, pero Deidara, el alfa tan solo parecía cooperar. Su boca se movía de forma lenta, pero sus manos permanecían quietas, incapaces de tocar más allá de lo permitido. Y de cierta forma, Sasuke sintió que lo estaba obligando, y era egoísta porque no le importó lo que Deidara pudiera sentir, simplemente creía desearlo.

Deseaba que lo tomara con fuerza y con el salvajismo propio de un animal. Que lo lastimara hasta hacerlo olvidar todo, porque no quería palabras bonitas, ni roces suaves, él necesitaba caricias agresivas y besos violentos que dejaran una huella sobre su piel, junto al recuerdo de palabras despiadadas que fueran el reflejo de su sentir. Entonces lo desnudó con prisa y manos torpes, pero él seguía sin tocarlo más íntimamente, Deidara simplemente alzó un dedo y lo deslizó sobre su mejilla de forma compasiva.

—Sasuke… te amo como no tienes idea…

—¿Entonces por qué? —gruñó desesperado.

—Porque no es la clase de amor que me permitiría tomarte. Te lo dije.

—Solo hazlo… márcame.

—Escucha lo que me estas pidiendo, hn.

—Hazme olvidar.

—Bebé, me encantan tus ojos —sus labios acariciaron su parpado izquierdo antes de que suspirara y escondiera el rostro en la coyuntura de su cuello y hombro—. Tienes unos ricos ojos de un negro imposible… vibrante y tan exóticos como tú, los cuales me recuerdan a un firmamento sin estrellas, son unos ojos que he visto reír infinidad de veces con cosas absurdas, enfureces hasta asustarme, incluso divertirse por cosas infantiles y sin gracia… pero hoy están tristes, Sasuke. Tus ojos me muestras lo frágil que te sientes, lo perdido que estas y lo atormentado que te tienen tus recuerdos. Ni siquiera en estos momentos podría ser egoísta y tomarte porque eres como mi cachorro, y si pudiera hacerlo estaría actuando igual que él.

—¿Por qué?

—Eres especial, Sasu, y eres mi familia, mi Ohana. La única que me queda.

—No mientas.

—Y tú no pidas cosas que sabes que terminaran por hacerte explotar.

Besó su cuello y dejó que lo sintiera sobre él, presionándolo contra el colchón y su realidad, anclándolo una vez más al presente aun si no quería. Permitiendo que su calor lo reconfortara y su aroma dulce y cítrico lo tranquilizara mientras le acariciaba el cabello de forma mimosa, tan despacito que acabo perdido en el mundo de los sueños. Entre suspiros de paz y anhelos olvidados de una vida feliz que jamás volvería.

NamikazeWhere stories live. Discover now