C i n c u e n t a

1.1K 65 13
                                    

No recordaba la última vez que me sentí de esta forma, pero había sido un largo tiempo atrás, cuando creí ser una persona distinta a la que era ahora, y alguna vez pensé que nunca podría volver a ser ese que fui

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No recordaba la última vez que me sentí de esta forma, pero había sido un largo tiempo atrás, cuando creí ser una persona distinta a la que era ahora, y alguna vez pensé que nunca podría volver a ser ese que fui.
Ahora, sin embargo, no es que creyera que había vuelto el tiempo atrás, porque sin duda no podría decir que era el mismo que fui en la adolescencia, pero me sentía bien conmigo mismo, me sentía seguro en el lugar en el que estaba y más que nada, estaba feliz de compartir ese espacio con Ali.

Ella aceptó suspender la renta de su casa y mudarse conmigo. Un acto un poco riesgoso para el rumbo de nuestra relación, lo sabíamos bien, pero nos dejamos llevar por los impulsos de ese intenso romance que compartíamos y algo dentro de mí supo que la dinámica se volvería aún más apasionada al vivir juntos.
La primera semana, la acompañé a colocarse un DIU como ella me había pedido y eso, sumado al tiempo completo que pasábamos juntos, nos volvió locos.
Hacíamos el amor todo el tiempo, en todas partes, como si el mundo fuera a acabarse y esa fuera nuestra última oportunidad de hacerlo.
Alika, además, se tornaba mucho más ardiente, más atrevida y despreocupada.
Las inseguridades que en un principio solía tener se habían ido a alguna otra parte sin ella y ahora tendía a ser mucho más excitante verla.

A veces andaba por la casa en nada más que un top sencillo que la cubría por encima del ombligo y debajo, tan solo unas bragas.
Y cuando yo la veía de esa forma, me resultaba difícil no acercarme a besarla, acariciarla y terminábamos follando hasta en medio de la cocina.

—Dios mío, ¿Qué me estás haciendo?— solía preguntarle y ella reía y contestaba:

—Yo no hice nada, tu lo estás haciendo solito.

Y acto seguido me arrastraba a la cama y pasabamos horas entregándonos con arrebato y desesperación, porque parecía que nunca íbamos a agotarnos.
A mis ojos, ella se estaba volviendo una criatura infinitamente sensual. Curiosa, excitante, fascinante. La deseaba como a nada en mucho tiempo y a veces sentía que perdía la cabeza por ella como a nada nunca.

—Ven acá— solía decirle y ella carcajeaba sabiendo a lo que me refería y se soltaba a gemir a mi oído, hasta hacerme delirar de amor.
La amaba, pero había algo que estaba preocupándome.

—A veces siento como si ella fuera demasiado para mí— confesé delante de la psicóloga que había conocido varios años atrás. Ella me había ayudado a sobrellevar muchas cosas en mi vida desde la masacre en Riveria y por un tiempo dejé de visitarla porque creí que todo en mi vida se estaba acomodando de nuevo... hasta que conocí a Alika y comencé a experimentar un montón de emociones distintas.

Últimamente Ali estaba preocupada por mis miedos nocturnos. A veces despertaba alterado por la noche después de una pesadilla y casi siempre yo pensaba que eso era algo que no podría cambiar y que tendría que afrontarlo el resto de mi vida, pero ella pensaba que no debía ser así.
Por eso, decidí volver a retomar la terapia psicológica y meditar sobre todos esos enormes cambios de los últimos meses.

Querida mía | Harry Styles |Where stories live. Discover now