T r e i n t a i u n o

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Salimos de casa y caminamos calle abajo hacia el camino de arena entre matorrales

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Salimos de casa y caminamos calle abajo hacia el camino de arena entre matorrales. Luego, estaba el mar.
Harry parecía complacido de verlo, porque como dijo, esperó con ansias visitarlo desde hace varios años atrás.

―¿A quién no podría gustarle vivir aquí?― murmuró y su tono me pareció un poco sarcástico, así que le devolví la pregunta con incredulidad:

―¿A ti te gustaría vivir aquí?

Harry sonrió, entrelazó su mano a la mía y comenzó a caminar a lo largo de la costa conmigo.

―Bueno, no necesariamente aquí, pero en un lugar así, nunca he sido fanático de las grandes ciudades, esas cosas no van conmigo, supongo que me criaron como un sujeto modesto, tengo la esperanza de hacerlo alguna vez, tal vez en unos años― explicó sin desprender los ojos del mar, como si al verlo le entrasen más ganas de dejar la ciudad en que vivía para mudarse a un pueblecillo costero.
Lo analicé con desilusión. Me gustaba cuando compartíamos gustos y pasiones en común pero esta no era una de esas veces. Yo aspiraba a algo muy distinto.

―Mi sueño es vivir en Nueva York, desde que tengo memoria, siempre lo desee― confesé y cuando Harry me miró, en sus ojos pude distinguir un diminuto atisbo de desilusión también, sin embargo luego resopló con una sonrisa.

―¿Qué tienen todos con Nueva York?― dijo.
Me preguntaba si conocía a mucha gente que viviera en esa ciudad y tuve la intención de preguntarle, pero sabía que su esposa era una de esas personas que vivía ahí, así que decidí omitirlo.

―Es un lugar hermoso, es de los más hermosos del mundo.

―Si es lindo para visitar alguna vez, conocer su historia y todo eso, pero... vivir en un lugar tan grande, lleno de gente y costoso, cualquier lugar al que quieras ir te cuesta bastante, el taxi, la gasolina o entonces debes pasar media hora o más en un vagón de metro, cruzando los dedos para que el sujeto que está sentado a un lado de ti no tenga un arma oculta debajo de la ropa ni planee usarla con todas las personas que están ahí encerradas...

―¡Dios!― exclamé y me retuve las ganas de reír― piensas demasiado, no conocía esa parte de ti.

―¿La parte que piensa?― preguntó divertido.

―No, la parte que tiene miedo de salir al mundo― musité sin detenerme a pensar mucho en lo que estaba diciéndole, pero cuando esas palabras salieron de mi boca, me parecieron bastante atrevidas y temí que pudiera ofenderse, así que en un intento por olvidar ese tema, lo jalé hacia donde el agua del mar golpeaba la orilla.
Me incliné para quitarme los zapatos y él con los ojos sobre mí, continuó con la conversación.

―¿Te parece que eso sea?

―Bueno, no, en realidad no, no lo sé... no me hagas caso, si no te gustan esas cosas, tal vez es porque simplemente no es tu estilo.

Querida mía | Harry Styles |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora