Querida mía | Harry Styles |

T r e i n t a i n u e v e

Esa noche tuve un sueño extraño, en el que estaba en mi vieja casa con Alika.
Ella daba vueltas por la habitación y yo, estaba de pie bajo el marco de la puerta. No daba ni un paso hacia ella, sabía lo que hacía mientras sacaba del armario, toda la ropa que pertenecía a ella.

—Basta, no es enserio esto— le dije, pero ella no respondió durante un lapso de tiempo en que parecía una ilusión o un fantasma— ¡Respondeme!— volví a hablar y finalmente escuché su voz.

—Esto es lo que haré, me salió un trabajo que no puedo dejar, es lo que soñé siempre, lo sabes. Tu puedes venir conmigo.

—¡Alika!— me quejé.

—Si, ya se que no lo harás, pero estas invitado.

Azotó contra la cama toda su ropa y en solo cuestión de minutos la doblaba en cuatro y la guardaba en su maleta.

—Yo tengo también un trabajo aquí y me gusta.

—¡Pues entonces al diablo, Harry! ¿Que mierda hacemos juntos?

Me sorprendí de que me hablase de esa manera, nunca me había gritado tan fuerte, ni siquiera cuando discutíamos, pero al volver para mirarme, ví que no era Alika, sino Anna.
Me observó con furia en los ojos y luego siguió empacando.

—Prefieres esa puta universidad, prefieres la mediocridad de siempre que a mí que soy tu esposa, pues bien, espero que tu y la mediocridad sean muy felices juntos.

—Y yo espero que tú puta ambición enfermiza y tú eterna insatisfacción con lo que tienes, te dé más de lo que yo te he dado.

Escuché mi voz retumbar en mí cabeza pero me di vuelta sin esperar más.
Esa era la discusión que había tenido con Anna la tarde que decidimos que nuestras vidas ya no congeniaban. Que nuestras metas no eran las mismas. Que mientras yo vivía mi sueño de volver a la tranquilidad de una casa y un trabajo, ella continuaba diciendo que la estaba encerrando y limitando en esa "ciudad de mierda".

«¡Yo quiero ir a Nueva York! ¿Por qué no puedes venir a Nueva York conmigo? ¿Por qué no haces esto por mí?» me gritaba y la sentía dentro de mi cuerpo dando patadas y golpes que hacían sacudir mis huesos mientras yo iba de prisa hacia la calle, donde de nuevo me encontré con Alika.

—Mi sueño es ir a Nueva York, Harry— dijo también.

—¡Alika!— le llamé angustiado.

—¿Vendrías conmigo?— ella siguió mientras arrastraba sus maletas hacia un taxi.

—Vamos a hablarlo— supliqué.

—¿Que quieres hablar?

—¿Realmente lo necesitas? ¿Por qué irnos? Esta ciudad está bien.

—No Harry, yo quiero escribir, quiero ser alguien grande en una ciudad grande.

—Ay Ali, ya eres enorme para mí.