S e i s

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En la universidad, Harry no me miraba tanto como lo hizo aquel día de nuestra cita

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En la universidad, Harry no me miraba tanto como lo hizo aquel día de nuestra cita. Yo sin embargo, no podía impedirlo.
Era profundo todo lo que él decía en clase acerca del arte, acerca del concepto y de los sentimientos que involucraba.
Era muy interesante, pero de cualquier manera perdía el hilo fácilmente porque me distraía viendo algunos detalles de él.
Su cabello por ejemplo. Me parecía atractivo la forma en que se ondulaba en su nuca, por encima del cuello de su camisa elegante.
También me gustaban sus brazos, la manera en que se ajustaban sus mangas en la zona de sus músculos y al flexionarlos, era aún mejor.

¡Rayos! Me sentía como una chica tonta enamorada de su profesor.
No era posible. Ni siquiera lo conocía lo suficiente, pero él me parecía atractivo. Un poco más cada vez que volvía a verlo.
Pero lo que agravaba mi inquietud, era que estaba un noventa por ciento segura de que él también me consideraba atractiva.
Aunque, como dije, en la clase no se tomaba mucho tiempo para verme, lo atribuí a que él era demasiado profesional.

Dibujé uno de sus ojos en mi cuaderno y al darme cuenta de la gravedad del asunto, lo raye fuertemente hasta hacer un agujero en el papel con mi lapicero.

«Ay mátame» le pedí a la vida en silencio y apoyé mi mejilla en mi mano, mirando por el ventanal a un costado del aula.
Los árboles comenzaban a tomar un tono dorado y por ahí, entre las ramas, un pajarito, golpeaba con su pico la madera.

La campana sonó un momento después y todos los presentes se pusieron de pie.
—De tarea, quiero que consigan el libro Historia de la belleza de Umberto Eco y comiencen a leerlo para la próxima clase.

Harry solía pedirnos leer bastante y yo no tenía ningún problema con eso, pues siempre había tenido un buen hábito por la lectura, pero si tenía un problema con costear otro libro más.
No tenía suficiente dinero para eso y no quería pedirle a mamá.

«Tal vez esté en la biblioteca» pensé cuando abandonamos el aula.
En esta ocasión me privé de las ganas de mirar a Harry aunque cada vez que lo evitaba, me daba el presentimiento de que él si me miraba a mí.
El problema entonces, era que no lograbamos coordinarnos, así que no habíamos tenido la oportunidad de compartir una mirada.

Esa tarde, conseguí el libro que él pidió. Por suerte si estaba en la biblioteca del colegio.
Historia de la belleza. Ahora analizariamos ese concepto, que como Harry decía, era subjetivo.
En el arte muchas cosas se dejaban al juicio propio de cada individuo y eso lo volvía algo bastante complejo.

Tuve la oportunidad de comenzar a leer de camino a casa y esto, se debe a que no estaba conduciendo como de costumbre.
Durante las últimas dos semanas, decidí ahorrarme el dinero de la gasolina para poder reparar la calefacción.
Mantener el auto era costoso y yo no disponía de mucho, pero había comenzado a pensar que si usaba transporte público tendría algo de dinero extra.
Al verlo de esa forma, me consolaba un poco y no era tan malo tomar el metro.
La estación estaba bien cuidada, iluminada y los hombres ahí no me acosaban.
Esa ciudad era muy segura, eso me gustaba, me ayudaba a sentir una sensación de libertad.

Querida mía | Harry Styles |Where stories live. Discover now