T r e i n t a i o c h o

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Experimenté una gran tristeza al dejar atrás a Príncipe

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Experimenté una gran tristeza al dejar atrás a Príncipe. Aunque sabía bien que tan solo sería por unos días, me preocupaba que me olvidara o se acostumbrara a mi ausencia.

—Tranquila bonita, ya verás que él también te extrañará— dijo Harry cuando aparcó delante de su casa.
La noche había caído y una vez más estábamos de vuelta en el frío invierno tras despedirnos de las playas de Carolina esa misma mañana.

—Eso no me hace sentir mejor, Harry ¿Qué pasará si piensa que lo abandoné?

—Es un perro, nena, no piensa— replicó con un aire bromista y yo lo miré ofendida.

—¡Claro que piensa!— reclamé.

Harry carcajeó mientras salía del auto y luego sacaba las maletas del maletero.

—Es broma, tranquila.

—Esto es serio y tú estás bromeando— refunfuñé y le arrebaté mi maleta de mala gana, pero él se inclinó y dejo un besito en mi cabeza.

—Principe estará bien, está a salvó con tu familia. No pudiste haberlo dejado en un mejor lugar. Ellos sabrán cuidarlo y él no va a olvidarte, ni va a odiarte por haberlo dejado. Antes de que te des cuenta ya estarás de nuevo con él y él va a estar muy feliz de verte— me explicó para animarme. Yo sabía que trataba de decir las palabras correctas para quitarme las preocupaciones, pero después de sus bromitas, decidí ponerme difícil la labor de complacerme.

—Gracias, pero estoy enfadada porque dijiste que Príncipe no piensa— reclamé— el que no piensa eres tú.

Harry volvió a reír.

—Tienes razón, preciosa, perdóname.

Volvió a darme un beso, esta vez cuando cruzabamos el jardín y yo comenzaba a tomar ruta en dirección a mi casa.

—¿A dónde vas? ¿No quieres dormir conmigo hoy?

—Debo hacer mi maleta para mañana, Harry.

—Pense que ya la habías hecho.

—Bueno, técnicamente aparté la ropa y las cosas que llevaría, pero aún no lo he puesto en una maleta.

—Lo haremos mañana temprano entonces, ven, estoy tan cansado que solo quiero recostarme, comer algo, ver televisión o algo así.

Medité.

—Habra que levantarnos temprano entonces.

—De acuerdo— aceptó y nos dirigimos a su casa.
En realidad no tenía ningún problema con eso. Me gustaba su casa por encima de la mía, era más cálida, acogedora y su compañía lo hacía todo aún mejor.

Tal como Harry dijo, dejó las maletas en el recibidor, se dirigió hacia la sala y se tumbó en el sofá.

—Estoy exhausto— suspiró.

Querida mía | Harry Styles |Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora