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Dragonstone esta cada vez más cerca.
Mis ejércitos están en su mejor forma, mis hijos han crecido rápidamente; guiados por Drogon. Finalmente puedo recuperar lo que me pertenece sin miedo alguno.
Me importa muy poco quien se siente en el de hierro o el trono de Winterfell; Dragonstone es mi derecho de nacimiento, la fortaleza de mi familia por más de doscientos años.
Bradon Stark puede regodearse como el rey de los seis o siete reinos si así lo desea; pero jamás podrá ser el príncipe de Dragonstone.
La clemencia no me abandona, no deseo liberar una guerra que no sea necesaria. No quiero cargar con más sangre en mis manos, todos los lores de Poniente pueden hacer lo que se les plazca mientras no se entrometan en mi propiedad.
Los problemas de la corona ya afectan al cuervo, los lores lo rechazan y aún más a sus decisiones.
Mis espías, mis ojos y oidos en Westeros han traído las noticias.
Pero hay algo que me inquieta mucho más; Kinvara me lo ha dicho personalmente y eso no me permite dormir tranquila.
Jeyne Westerling esta viva.
La mujer por la que Robb perdió su corona y su vida, reside tranquilamente en mi fortaleza. Esta embarazada y aparentemente casada con el heredero de una casa leal a los Lannister.
Todo apunta a traición y no puedo culparla, en este mundo somos simples monedas de cambio para nuestros padres y hermanos.
A pesar de que amo a Robb, no puedo atarlo para que este conmigo para siempre. Ella fue su gran amor, quizá la madre de su hijo y yo sigo siendo la enemiga de su familia.
El peso de ser la reina de las cenizas no abandonará mis hombros jamás.
No pienso dañar a la mujer cuando tome de vuelta mi hogar, pero la angustiosa sensación que crece en mi corazón me hace sentir molesta.
Mi única forma de lidiar con esto es aislandome, la última vez que confie en alguien fui abandona y luego asesinada.
He ordenado que nadie entre a mis nuevos aposentos a menos que yo lo permita.
Debo tomar una decisión sobre invadir Dragonstone y confiar la bahía de dragones en otras manos; una vez más.
La corona es pesada, pero jamás debe serlo para una reina.
No puedo seguir evitando la verdad y Robb debe saberlo, desde el primer momento le deje claro que no es un prisionero y llego el momento de hacerlo valer.
El crujido de la puerta me regresa a la realidad y uno de los inmaculados entra.
- Khaleesi yel Robb Stark kesīr - Khaleesi, Robb Stark está aquí
