Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Frío.
La sensación me carcome en la plena oscuridad, la muerte no se siente como la pintan. Entre más avanzas más frio se vuelve todo.
Al final de la oscuridad una enorme puerta de hierro se levanta. Un enorme lobo gris corre frente a mi con un viento fuerte acompañandolo, carcomiendo mi alma.
Missandei, Jorah, Ser Barristan, los veo frente a mi causandome inmensas ganas de llorar. El bramar de Viserion y Rhaegal aleteando sobre mi me hace sentir peor.
No pude protegerlos, mis hijos. Mis únicos hijos sufrieron tanto por mi culpa.
Mis lágrimas ya caen, derrumbandome por completo pero ver a Drogo de nuevo con Rhaego en brazos termina de destruirme.
Mi familia, mi verdadera familia todos a mi lado. Si está es la muerte no quiero despertar esta vez.
Ese lobo gris merodeando me quita la tranquilidad, no deseo ningún lobo cerca de mi. No después de lo que los Stark hicieron conmigo.
El lobo se sienta frente a mi, haciéndome darle mi bebé a Drogo. El ambiente se torna extraño, el frío empieza a desaparecer poco a poco y mi familia lo hace también.
¡NO! ¡NO PUEDO PERDERLOS DE NUEVO!
Mis gritos se pierden en el viento y la oscuridad vuelve a apoderarse de mi y soy arrastrada atravesando la enorme puerta de hierro del principio.
Siento mis ojos pesar y la familiar sensación del fuego en mi carne. Una voz que se acerca cada vez más, recita una especie de hechizo en alto valyrio.
- ¡Bisy muña issa! ¡Zaldrīzes targãrī jemas! - ¡Esta es la madre! ¡El dragón guía al Targaryen!
Fuego. Siento el fuego por todo mi cuerpo y mis pulmones llenándose de aire de golpe. Abro los ojos encontrándome con las llamas bailando a mi alrededor.
- Mi reina, me alegra verla conmigo de nuevo - La alta sacerdotisa del señor de la luz, Kinvara me observa con una sonrisa
- Kinvara ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? - Luego de todo lo que viví no deseaba volver a la vida
- Aún tiene un propósito con el señor de la Luz, su majestad - La sacerdotisa limpia la sangre de mi rostro, haciéndome llevar mis manos a mi pecho en busca de la daga que me asesinó
- Y-yo no quería regresar, no debía regresar - Sin ocultarlo me derrumbo dejando salir mis lágrimas
- Mi reina, su hijo la trajo hasta aquí. Su vida juega un papel muy importante en el mundo, aún tenemos un ser maligno al cual combatir y usted, majestad sigue siendo la princesa que fue prometida - ¿Mi hijo? Mi amado Drogon aún está vivo
- No conozco a alguien más maligno que Jon Snow o debería llamarlo Aegon Targaryen. El me arrebató la vida, el me abandonó cuando más lo necesitaba - Hbuiera preferido jamás saber que era el hijo de Rhaegar y la chica Stark
- Jon Snow nunca fue el verdadero hielo, usted majestad es el fuego y aún debe encontrarse con el hielo -
- No quiero volver a la guerra Kinvara, no con la maldición de la locura Targaryen sobre mi y nunca fui la princesa que fue prometida - Jamás voy a perdonarme mi último error como reina
- Usted es Daenerys Stormborn de la casa Targaryen, la princesa que fue prometida. ¿Cree que Winterfell hubiera ganado la batalla sin usted? Su único error fue confiar en las sombras que estaban en sus profecías. Todo tendrá su tiempo, mi reina y mientras eso pasa debe reunirse con su pueblo, con su hijo y reunir a su ejército. Las llamas aguardan por usted - Kinvara me deja absorta, mi pueblo lo que fue la bahía de esclavos ahora era la bahía de dragones y debo saber de su estado.
Los inmaculados, mi khalasar, Drogon todos esperando por mi regreso. Pero no estoy en Meeren o Volantis, jamás había visto una ciudad como esta.
- ¿Dónde estamos? No estamos en la bahía de dragones - Kinvara me sonríe guiandome a un enorme balcón dentro de este extraño templo
- Bienvenida a Asshai, su majestad - El Asshai, toda mi vida creí que era imposible poner un pie en este lugar
Piedra oscura construye cada rincón del lugar. Domadores de sombras, brujas, nigromantes, sacerdotes rojos todos y cada uno practican su fe en libertad sin miedo a ser juzgados.
Drogon está atento, vigilando a Kinvara podría jurar que la observa con desconfianza. Su bramar no se tarda en aparecer al verme, tratando de acunarme entre sus alas.
Si regrese de la muerte, espero tener un verdadero propósito.
