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Llanto.
El sonido inconfundible de los sollozos de un bebé hace eco por toda la pirámide. Todo se encuentra en completa oscuridad, ni siquiera las antorchas están encendidas.
¡La sangre del dragón te esta llamando, Daenerys Stormborn!
Una fuerte voz resuena con eco a mi alrededor, las tinieblas no me permiten observar al dueño de esta.
- ¡Tres cabezas tiene el dragón! - Las palabras tan parecidas a aquella profecia que vi en la casa de los eternos
- Tres fuegos encendiste. Uno por la vida, otro por la muerte, otro por amor - Una gran puerta de oscura madera se abre frente a mi y dentro de ella grandes visiones se me presentan
El fuego de la pira donde mis hijos nacieron, los gritos de Mirri Maz Duur en el fuego y las grandes llamas que abrazaban Winterfell dándole protección del ejército de los muertos.
- Tres monturas cabalgaste. Una hacia el lecho, una hacia el terror y una hacia el amor - Las visiones desaparecer sin más dando paso a otras
Me veo a mi misma cabalgando mi plata hacia mi noche de bodas con Drogo, a mis hijos llegando a Winterfell junto a mi ejército y al final me veo cabalgando hacia los esclavos liberados en Yunkai.
- Tres traiciones conociste. Una por sangre, una por oro y otra por amor - Apenas dirijo mi vista hacia el frente puedo ver a mi hermano Viserys
Aquel que me traicionó siendo su propia sangre para venderme como una yegua de cría. A su lado; esta Ser Jorah Mormont quien alguna vez me traicionó por oro.
Y al final veo a Jon Snow, quien me traicionó por el amor a su familia.
La cicatriz en mi pecho arde como si fuera la primera vez.
Encendí el fuego por amor a ese hombre y este me hizo vivir una traición.
- Daenerys Targaryen, cuando el sol salga por el oeste y se ponga en el este. Cuando las montañas se sequen y las montañas en el viento vuelen como hojas. Cuando tu vientre vuelva a agitarse y des a luz un niño vivo. Entonces volverá, no antes - Las horribles palabras de la Maegi hacen temblar las paredes de la pirámide
- ¡No lo olvides Daenerys Stormborn! ¡Tres cabezas tiene el dragón! - Apenas se escucha esta voz, todas las antorchas se encienden, iluminando el camino hacia una puerta roja
Adentro se escuchan gritos y llanto, sin temor abro las puertas esperando ver lo peor. El olor a sangre mezclado con el aroma a limón inunda mis sentidos, la poca luz de unas cuantas velas no me permite más que ver una silueta distorsionada.
- ¡Es un milagro, su majestad! - La efusiva voz de una mujer resuena por la habitación
El viento aúlla por las ventanas de piedra y un último grito de dolor deja en completo silencio los aposentos.
