Luego de los peores meses de su vida, Ethan Orlov huye de todo aquello que le hizo daño, pero también de todo lo que una vez le había hecho feliz. Empieza una nueva vida en un mundo que se opone a todo lo que una vez soñó. Un mundo en las sombras, l...
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Miércoles, 8 de diciembre de 2021
Un par de días habían pasado desde que Ethan había tenido que enfrentar el comienzo de una nueva vida, una vida como el segundo miembro más importante de la mafia Orlov, una vida llena de tantas cosas y aun así vacía. La primera noche que pasó en el palacio, en esa habitación que había sido de su madre, no fue muy diferente a las otras anteriores, las pesadillas lo seguían a donde fuese, sin importar que había cruzado el mar y estaba a miles de kilómetros del lugar de su tormento.
La soledad también era fiel, no se iba, aunque estaba rodeado de muchas personas, nunca se iba, ni cuando hablaba por teléfono con su hermana, quien ya se había mudado a Estados Unidos con su esposo. En el pasado, cuando se sentía desamparado, acudía a Elías y eso siempre había funcionado, lo hacía sentirse acompañado, lo hacía sentirse seguro; pero hacía mucho que ya no se sentía seguro con él. Sus manipulaciones, su insensibilidad, sus golpes... no eran algo que Ethan pudiese olvidar y actuar como si nada; eran heridas que aún sangraban, igual que las otras. Heridas del alma.
Lo que lo mantenía ocupado y cuerdo era estudiar, debía aprender más sobre los Orlov, todo lo que pudiese antes de conocer al consejo el primer día de las fiestas en su honor. Los hombres de dicho consejo debían encontrar a un joven seguro de sí mismo, digno de ser el siguiente Boss bossov y que conociera a la perfección todo sobre la familia; eso debido a que no había crecido como cualquier otro de los miembros, Elías había dicho que algunos lo llamaban extranjero y temían que Ethan no pudiese ponerse al corriente con toda su preparación para convertirse en Boss, a pesar de que para eso aún faltaba dos años.
Así que tenía clases todo el tiempo con Elías o algún instructor, además de prácticas de tiro. No había vuelto a entrenamientos físicos tan pesados porque el medico lo había prohibido de momento, hasta que Ethan recuperara su vitalidad, la pérdida de su lobo interno no era nada fácil para su cuerpo, solo su mente lo estaba pasando peor. Sin embargo, quería volver a golpear algo, practicar artes marciales, las que había dejado cuando había ingresado a la universidad, creía que sería una buena forma de desahogarse, no tenía otra. Así que tenía luchas ligeras con algunos empleados.
Estaba siendo vigilado, Arman rondaba el recinto como perro por su casa, Ethan sentía sus ojos de juicio cuando menos lo esperaba. Y Alek también lo rondaba, aunque no se le acercaba mucho, lo observaba de lejos, por ejemplo: mientras Ethan disparaba diez veces en el mismo punto sin fallar una sola vez y a distancias considerables; o lo seguía cuando caminaba por los pasillos, con el pretexto de hablar con Yarine sobre los preparativos de la nueva habitación.
En los aposentos de Bela, Ethan sentía que se ahogaba, por ello no se quedaba mucho en el día. El único lugar en el que encontraba tranquilidad verdadera era en una catedral Lunar, ubicada detrás del palacio. En ella se encontraban las tumbas de todos los boss que habían muerto, incluso la de su madre. Ethan jamás había podido visitar la morada de los restos de su amada y bella madre, Elías nunca le dejó hacerlo, ahora sabía la razón. Bela yacía en medio de los secretos.
