Extra II: Pasión y Deber

108 16 24
                                    

«La pasión a menudo convierte en loco al más sensato de los hombres, y a menudo también hace sensatos a los más locos».

François de La Rochefoucauld

Y, en mucho tiempo, esta era la primera vez que se sentía vivo, que creía que nada podría ser malo en su vida, no cuando tenía a su lado a su persona favorita

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Y, en mucho tiempo, esta era la primera vez que se sentía vivo, que creía que nada podría ser malo en su vida, no cuando tenía a su lado a su persona favorita. El único que había podido despertar aquello que creía muerto: sus sentimientos. Y ahora también era el único que podría lastimarlo. Alek dormía profundamente, agotado, las pruebas que había hecho para el juramento habían sido muy duras, pero había pasado todas y cada una con tal de cumplir su propósito.

Ya shams habibi, anta sirr qalbi —susurró Ethan. Tenía al alfa muy cerca, sentía su respiración, su calidez.

Habían pasado la noche en la habitación del alfa, se había negado a alejarse, en parte por miedo, pero también porque le emocionaba pasar la noche con él, la persona con la que compartiría su destino para siempre.

—¿Qué significa? —murmuró Alek, intentando abrir los ojos—. Mi árabe no es muy bueno...

—¿Te desperté?

—Soy afortunado al despertar así, contigo a mi lado —declaró Alek, acariciando el cabello de Ethan con ternura—. Dime, ¿qué significa lo que decías?

—Así que sí hay algo que no sabes y yo sí —bromeó Ethan, pero al ver el puchero de Alek, le reveló el significado—: Mi querido sol, eres el secreto de mi corazón. No suena tan cursi en árabe.

La emoción y alegría de Alek lo llevaron a abrazar a Ethan muy fuerte, intentando esconder el rubor de sus mejillas y al mismo tiempo percibir el tenue aroma a uvas, que por alguna razón cada vez lo sentía más fuerte.

—¿Cómo se dice: "mi querida luna"? —indagó, prometiendo dedicar algo de su tiempo a estudiar árabe.

Qamri Habibi.

Qamri habibi —repitió para que quedase en su memoria—. Qamri habibi —dijo depositando un suave beso en la frente de Ethan­—. Eres la Luna que ilumina la oscuridad de nuestras vidas.

—Eres el Sol sin el que yo no puedo brillar. Shams habibi —recitó Ethan y se quedaron unos segundos en silencio, contemplándose uno al otro, como si nada más existiese en la vida.

Pero existía, fuera de esas puertas les esperaba el mundo real y estaba eufórico. De forma brusca tocaron la puerta, lo que asustó a ambos, si no hubiese estado puesto el seguro, hubiesen entrado sin pedir permiso.

—Es Elías —dijo Ethan, reconocía los sonidos que hacía, desde cómo tocaba la puerta hasta cómo sonaban sus pasos—. Duerme un poco más, yo me encargaré de él —dijo disponiéndose a levantarse de la cama, pero Alek lo detuvo del brazo.

—Ni hablar, desde ahora no quiero que estés a solas con tu tío —exigió serio.

—¿Llevas un día como mi prometido y ya me das órdenes? —bromeó Ethan.

Querido SilencioWhere stories live. Discover now