Tu poder sobre mí

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«En el núcleo más recóndito de toda soledad hay un profundo y poderoso anhelo de unión con el yo perdido».

Brendan Behan

El aroma del café que inundaba todo el lugar transportaba a Ethan a su infancia, su madre era adicta al café; le recordaba los poquísimos años que había tenido una familia casi normal, con su hermana y su padre

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El aroma del café que inundaba todo el lugar transportaba a Ethan a su infancia, su madre era adicta al café; le recordaba los poquísimos años que había tenido una familia casi normal, con su hermana y su padre. Ojalá hubiese podido conservar esa vida, crecer como un niño inocente y no como un niño de la mafia, con padres unidos y protectores. Si tan solo no fuese un Orlov, si tan solo su madre no lo hubiese condenado a serlo...

Pero eso era lo que los Orlov hacían por excelencia: condenar a las personas a someterse a su voluntad. Como Ethan lo había hecho con Selim: lo había obligado a casarse y a marcar a otro omega, ¿y ahora se arrepentía? ¿Tenía, si quiera, el derecho de sentirse mal?, Selim solo había cumplido órdenes, después de todo.

Estaba sentado en una mesa de una pequeña cafetería desde hacía casi una hora, mirando a las personas caminar tranquilas en las calles, bajo los últimos rayos de sol. Había bebido tres tazas de café, solo para que no lo sacasen del lugar, debía esperar a Beyhan. La madre de Selim lo había enviado lejos de la casa, pues había alegado que su nuera no tenía por qué enterarse de asuntos tan oscuros. Ethan solo había aceptado irse porque le había dicho que Selim no se encontraba en esa casa.

De pronto la puerta de la cafetería se abrió y Beyhan ingresó, ya no tenía al bebé en brazos, venía sola. En el pasado, Ethan se había encariñado con aquella dulce mujer que lo trataba bien aunque fuese un peligro para su hijo, pero ahora ella parecía otra persona. Estaba a la defensiva, era claro que lo veía como una amenaza, le tenía miedo. Ethan reconocía el miedo en las personas, siempre era la misma mirada, ya se había acostumbrado a que lo miraran así, pero no por personas de su pasado. Beyhan ya no lo miraba como el chico de 18 años al que le habían destruido la vida, lo veía como al príncipe de la mafia. ¿Selim también lo miraría de esa manera?

La mujer se sentó en frente de Ethan, sin decir nada, quizás no sabía qué decir o esperaba a que él revelase sus intenciones, pero Ethan no tenía palabras, ni siquiera sabía cómo sentirse en ese momento.

-¿Ethan, por qué estás aquí? -preguntó Beyhan finalmente.

-Ya te lo dije: vine a buscar a Selim y no me iré sin hablar con él -sentenció Ethan. Sabía que debía comportarse con más gentileza y tacto, pero por casi tres años la mayoría de las cosas que salían de su boca eran órdenes o amenazas, no era fácil cambiar.

-Mi hijo está en un viaje de negocios.

-¿En Evimeria? -dedujo Ethan-. Bien, puedo ir hasta ahí.

-No, no puedes. ¿Qué es lo que buscas de él? Tú lo dejaste, no puedes aparecerte solo así, como si no hubiesen pasado tres años. ¿Qué es lo que pretendes, Ethan?, ¿o debo decir: boss Orlov?

Querido SilencioWhere stories live. Discover now