Capítulo II: Astillas en el alma

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—¡Sorpresa!— fue el grito unánime de bienvenida en cuanto las puertas del loft se abrieron y decenas de serpentinas estallaron en el aire cubriendo a los hermanos Hale.

—Después van a limpiar ustedes— sentenció Derek, tan tajante como siempre.

—¡Aguafiestas!— se quejaron a dúo Stiles y Jackson en una extraña química que a Scott todavía le costaba asimilar.

Y es que salvo ellos, Isaacy Derek, nadie sabía que la relación entre Jackson y Stiles había cambiado considerablemente en el tiempo en el que Derek había estado entrenando al ex Kanima para ser un Beta independiente y Stiles pasaba horas con ellos ayudando al joven Hale a buscar a sus Betas secuestrados, Boyd y Erica. Por aquel entonces Lydia y Scott estaban sumidos en sus propios asuntos personales, ajenos a cualquier suceso que acontecía fuera de sus burbujas.

Derek ignoró a ambos, trató de fingir seriedad y desinterés en sus antiguos Betas y avanzó entre la multitud de adolescentes para deshacerse de los bolsos que traía. Isaac y Jackson podían sentirlo por el lazo de la manada, que estaba contento de verlos nuevamente aunque no lo manifestara, pero no hicieron gala de eso ni bromearon al respecto.

Cora, por su parte, rió contenta por la extraña y nunca antes imaginada bienvenida, esta vez en modo alguno enojada por estar cubierta de papelitos, sacudiéndose la cabeza con frenesí. Isaac le revolvió los cabellos de pura maldad (como una vez le contó que solían jugar con su amiga Erica) y, fiel a su papel, Stiles la rescató, acaparándola en un abrazo profundo. Sin lugar a dudas el joven había ganado un poco más de músculos desde la última vez. Le gustaba Stiles para la manada. Y también le gustaba el hecho de que su hermano se había quedado con él y con Scott, para que no estuviera tan solo.

Lydia enseguida empujó a su amigo y abrazó a la loba, sonriéndole de una manera que le pareció nostálgica, triste. Suponía a qué se debería, Allison. Y fiel a la orden dada por su hermano, decidió no hablar al respecto. Cuando Scott se acercó, la pelirroja la soltó dándoles espacio aun cuando sabía que sólo harían un choque de manos, cosa que efectivamente hicieron.

—¿Sucedió algo en Inglaterra?— cuestionó de pronto Derek revisando los papeles en el escritorio, leyendo una lista que describía que sus Betas habían regresado dos días atrás con Chris.

Aquello era una cosa rara e incómoda que Stiles había implantado desde que Deaton les alertara sobre una posible amenaza llegando a Beacon Hills. Un listado de personas entrantes y salientes del condado, cargos de cada uno, alumnos nuevos en el instituto, los que habían dejado y sus razones, horarios y actividades de los mismos integrantes de la manada, así como detalles que alguno había hallado sospechoso sobre alguna persona. Sin embargo, por más que había protestado, y no había sido el único, había resultado imposible torcer las órdenes del joven Stilinski.

—Nada por lo que alterarse— respondió de manera escueta Jackson.

—Lo encontramos cuando investigábamos un bosque de nombre raro. Y Chris le pregunto si quería venir con nosotros— explicó Isaac de manera más completa, a la par que Lydia iba presentando a los nuevos miembros de la manada.

—Y ella es Malia— terminó Lydia, dejando a la chica para el final, sin querer exponer la verdad sobre la joven, pero esperando a que la loba preguntara por ella.

—Huele... familiar. Él también. Huele bastante— manifestó para sorpresa de todos señalando al joven Whittemore, olfateándolo más que a ella.

—Es el Beta de Derek... O algo así. Es el Kanima del que te contó una vez Stiles— trató de explicar escuetamente Scott.

El lado oscuro de la luna [TEEN WOLF]Where stories live. Discover now