Capítulo XIII: Perdido sin ti

180 9 4
                                    


—No quedó ninguna. Ya han desaparecido por completo— esgrimió Matt, cansado de ver a la Druida permanecer estática frente al espejo, la mirada fija en su cuello.

Kate se los había informado, que Loraley estaría completamente curada cuando las últimas marcas negras desaparecieran de su cuello. Y al parecer no era noticia nueva para ella porque cuando se había despertado, casi cayéndose del sofá después de permanecer en un estado muy parecido a la hibernación por más de doce horas (sus latidos completamente enlentecidos), había corrido hasta el espejo de la entrada. Y allí permanecía desde entonces.

Allison esperaba preocupada. El reproductor de música con el que Matt había estado antes, y que previamente había tomado sin permiso de Garrett (como era habitual), descansaba entre las temblorosas manos de la muchacha. Violet no era caso aparte, había gastado toda la mañana en preparar galletas, una distracción necesaria para no pensar en todo lo que había sucedido casi veinticuatro horas atrás. Y a diferencia de lo que se hubiera esperado, Garrett fue el único que permaneció de alguna manera tranquilo.

—No lo entiendes. Es como una maldita maldición. Como si hubiera hecho algo terrible que no consigo recordar y estas marcas me lo intentan hacer recordar cada maldito eclipse— protestó la Druida rozando sus garras por su cuello y dejando pequeñas líneas que desaparecieron en breve, acabando al fin su dilema silencioso con el espejo, pero manteniendo la vista en sus ojos azules de bestia.

—Entonces... ¿Eres mitad bestia?— inquirió Violet todavía un poco perdida, la ansiedad brotando por cada uno de sus poros.

—Eso quedó demasiado obvio cuando te mostró garras y colmillos la primera vez ¿Por eso nunca utilizas hechizos ni magia Druida?— manifestó Garrett sarcástico hacia su novia antes de emitir una duda que hacía tiempo venía aquejándolo, atajando sin problema el cojín que aquella le acababa de lanzar.

—Aunque prefiero ser llamada Druida, a raíz de que mi familia me recitaba como un maldito mantra que yo era una Druida cada vez que ocurría un eclipse o cuando por ira o por alguna otra razón mostraba un ligero aspecto de bestia, la verdad es que detesto la magia. Principalmente la de mi familia que sólo era utilizada para hacer maldad y cazar criaturas sobrenaturales. Sólo la uso cuando es necesario, cuando éstas no son suficientes— explicó sacando sus garras y volviéndolas a guardar, sus ojos de nuevo normales, procediendo a acercarse a ellos.

—Y luego te quejas y protestas cuando alguien te trata de bestia— manifestó sarcástico el rubio, recibiendo un cojín por la cabeza lanzado con bastante fuerza por Allison.

—Porque ante todo soy una Calcavecchia, Garrett. Y eso no lo va a cambiar nadie, ni siquiera los malditos eclipses. Tampoco asesinar a mi familia intentando salvarlos a ustedes. Porque sé que un día vendrán por ustedes. Tal vez también vengan por Peter o por cualquier otra maldita criatura que vaya contra el maldito equilibrio del que hacen laureles— se quejó rabiosa y sarcástica, pero enseguida inspiró profundo y se mostró neutral.

No había olor alguno de la rabia anterior ni frustración, estaba completamente relajada. Y si bien no era nueva esa actitud de ella de aceptar las cosas con tranquilidad, seguía distando tanto de Kate (quien enfurecía por la mínima cosa) que seguía desconcertándolos un poco. Ellos mismos no creían que alguna vez pudieran aceptar las cosas porque sí sin antes dar batalla o intentar imponer sus puntos de vista y sus deseos personales.

—Anoche lo llamaron Were-Mystic, pero no pude escuchar nada más porque me desmayé. Mi clan nunca le puso un rótulo. Decían que había nacido cruza de Druida y Darach, ya que nací con la telequinesis un poco desarrollada, que es una técnica propia de Darach, y que era la incompatibilidad de sangres lo que provocaba mis garras. O mis manchas durante los eclipses. También mis ojos raros. Por lo que sé, nací con ambos pares de ojos. Sé que es extraño, pero no me recuerdo a mí misma de otra manera— confesó la Druida, más concentrada en decidir cuál galleta agarrar.

El lado oscuro de la luna [TEEN WOLF]Where stories live. Discover now