Capítulo XI: A corazón abierto (Parte I)

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La verdadera razón por la que Cora Hale no se movía del loft salvo lo indispensable, la obligatoriedad de asistir al instituto (a lo cual no le encontraba razón, ya que no necesitaba trabajar por dinero cuando su tío y su hermano tenían tanto y ella podría vivir cómodamente de ellos, pero Derek parecía no entenderlo se lo graficara como se lo graficara), no era la maratón televisiva de "Supernatural", serie de la que era una fan posesa al igual que Erica y Stiles. Ni siquiera Jackson podía convencerla con tretas sucias como proponerle ir a buscar a Loraley y pasar el rato con ella, cosa que Jackson también parecía interesado en conseguir algún día.

No le gustaba confesarlo (si bien Derek y Peter ya lo sabían), pero la razón estaba en que no podía quitarse ese temor de llegar un día a casa y que su tío no estuviese más, que en una de esas se hubiese descontrolado y el cazador y Scott se lo hubieran llevado muy lejos. A raíz de eso, y algunas pesadillas que la asaltaban por la madrugada sobre el mismo tema, Cora se negaba a permanecer más de cinco metros lejos de su tío. Y por qué negarlo, a Derek le venía bien esa mano extra que le daba con el desquiciado de su tío, ya que no estaba confiado de que hubiese cambiado realmente.

Imprevistamente, la puerta de entrada se abrió, revelando a la cazadora "desquiciada" con una sonrisa malévola adornando su rostro. Las chicas saltaron de sus asientos y retrocedieron hacia atrás, en dirección a las escaleras del desván.

—¡Peter!— llamó asustada Erica al hombre debido a que su antiguo Alfa y sus tres compañeros de manada habían salido a hacer las compras.

El hombre bajó enseguida al oler el temor de las dos mezclado con el aroma particular de la Were-Jaguar. No obstante, a mitad de las escaleras y constatando con un simple vistazo que nada grave acontecía, disminuyó el ritmo, colocando su típica expresión arrogante y soberbia.

—No te creía tan suicida, Kate ¿La compañía de los Druidas te está afectando el cerebro?— ironizó el lobo en referencia a dos de sus compañeros.

—No le tengo miedo a Derek ni a sus Betas— respondió la mujer tranquila.

—Olvidas un punto muy importante. El coma me permitió recuperar mi poder por completo. No eres rival para mí.

—¿De verdad tienes todo tu poder? ¿Y Derek lo sabe?— inquirió sorprendida la rubia adolescente.

—Menudencias, chicas— respondió como si nada, restándole importancia al tema, pero respondiendo indirectamente la negativa a esa pregunta.

—Por eso estoy aquí, Peter— respondió la antigua cazadora sin amedrentarse, confiada, sorprendiendo al lobo.

—¿Tengo que recordarte por segunda vez que dejamos de ser aliados en la cueva de Tezcatlipoca?— esgrimió arrogante, en modo alguno decidido a dar su brazo a torcer.

—Esto nos afecta a todos. Pero nadie tiene que saberlo. O por lo menos no la mayoría.

—¿Por qué guardaríamos el secreto?— inquirió Cora reacia en cuanto la mujer las miró.

—Se acerca un eclipse y Loraley se ve afectada del mismo modo que todos nosotros. No podemos confiar en el poder inestable de Jennifer y con todos peleándose por nuestras cabezas, tienes que ser tú el que la proteja. Ella y Allison necesitan estar en perfectas condiciones para no afectar la estructura del resto de los Caminantes ¿Ya ves por qué nos afecta a todos? Además, no puedes dejar que nada le ocurra al pequeño Arcoíris de Chris. Y se lo debes a Loraley, ella te liberó— intentó convencerlo, ignorando previamente a la adolescente y poniendo su mejor cara de preocupación, esa falsa que el lobo conocía tan bien y para la que no necesitaba de ningún olor para registrarla.

El lado oscuro de la luna [TEEN WOLF]Where stories live. Discover now