Capítulo XVIII: Alianzas forjadas en la adversidad

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Lydia se alejó de la ventana, se quitó los zapatos y se sentó en la cama del adolescente hiperactivo, la espalda recta sobre el respaldar, mientras lo observaba terminar de escribir en sus pizarras los últimos datos de la información que tenían en el loft. "Los jinetes cabalgan relámpagos. Son una imparable fuerza de la naturaleza, la más destructiva de todas ellas", rezaba una frase en una pancarta frente a ella, las mismas palabras que Peter había dicho la tarde anterior cuando habían decidido comentar sobre "la cacería de Woden".

Y por supuesto que se había burlado de ellos. Por ser niñatos, por pensar que todo lo que encontraban estaba relacionado a los problemas que tenían que enfrentar y por creer que semejante tropilla iría detrás de ellos como si fueran tan importantes y poderosos como para despertar la oscura cacería una vez más. Porque, según Peter, la leyenda era real y ocurría esporádicamente desde hacía centurias, pero sin dejar registro. La cacería no era recordada por nadie ni podía ser vista por aquellos que no estaban marcados para ser llevados, luego de lo cual sus recuerdos desaparecían para siempre de aquellos que los habían conocido.

En cuanto a lo que cazaban, se podía enmarcar en cuatro categorías de personas: aquellas cuyas vidas se encontraban ligadas a lo sobrenatural sin que por ello fueran seres sobrenaturales, las ligadas a un canal energético muy poderoso, las criaturas inconcebibles y los condenados mediante un rito sobrenatural (ya sea a causa de un símbolo-hechizo o una maldición). No obstante, los jinetes no tocaban Banshees, cuyo nombre provenía de la palabra irlandesa Bean Sídhe. Los jinetes no podían llevárselas simplemente porque ellas eran Hadas de la muerte, por lo que eran incapaces de ser encerradas tanto en el infierno como en el mundo de las Hadas, los dos sitios a donde la gente era llevada según los relatos.

Y Eevul Bean Sídhe era la prueba de ello, la famosa Banshee protectora de la familia inglesa O'Brien ¿Si alguna vez una Banshee se había unido a la cacería? No existían registros de ello, pero Peter dudaba que alguna lo hubiera hecho, ya que estarían constantemente rodeadas de muertos y lo que más hacía una Banshee cuando estaba cerca de fantasmas era gritar al no poder controlar el peso y el dolor proveniente de las almas en pena.

Por su parte, Stiles había insistido con el lobo blanco que habían encontrado las otras noches. Porque, si bien no habían visto jinetes alrededor suyo, algunos de los miembros de la manada habían escuchado sonidos de tormentas y espuelas (y Lydia no había necesitado de la confirmación de Stiles para saber que él también lo había escuchado, por inconcebible que eso sonara). Por lo tanto, la historia de Woden y la del lobo blanco tendrían un punto de coincidencia. Sin embargo, Peter había refutado la teoría porque el lobo blanco todavía no había conseguido agarrar a Loraley. Y los jinetes nunca fallaban. Una vez que marcaban un objetivo, aparecían y se iban en un suspiro y no podías evitar que tomaran el alma que querían.

—¿Tú crees que Jordan sea realmente un Hellhound?— inquirió la pelirroja dubitativa.

—Peter lo cree. Parece completamente seguro de la teoría, a diferencia de la otra, la de la Salamandra— respondió el chico con una seguridad como pocas veces había demostrado en los últimos meses.

—Y tú lo crees porque él lo hace ¿Qué hay del lobo blanco? —inquirió ella con malicia, trayéndole a la memoria la discusión inacabable que el chico había tenido con el adulto, obteniendo una mirada molesta como respuesta; rió divertida y enseguida suspiró, no pudiendo evitar el cambio en sus expresiones— Lo odia. Se siente molesto y angustiado. Jordan dijo que prefería ser una Salamandra de fuego y no un "loco que acarrea cadáveres", ya que eso va en contra de su deber de proteger y servir— explicó haciendo comillas al utilizar las mismas palabras del rubio.

El lado oscuro de la luna [TEEN WOLF]Kde žijí příběhy. Začni objevovat