Capítulo XIV: A corazón abierto (Parte II)

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En cualquier otra ocasión de heridas graves Chris habría propuesto la utilización de la técnica de curación de los Skinwalkers, la que había aprendido durante su adolescencia (un conocimiento que nadie había conseguido quitarle, para su suerte) y que le había mantenido vivo hasta el momento, principalmente después de ser empalado en las alcantarillas por Peter, pero sabía que no era un consejo de aprecio. Los Druidas odiaban a los Skinwalkers y renegaban de todos sus métodos y técnicas, razón por la que permaneció en silencio al lado de Scott. En la sala también aguardaban Deucalion, Peter y Derek, con paciencia obligada, mientras el veterinario colocaba un brebaje de aspecto extraño en las heridas de su hermana y luego las vendaba. Si un Druida que no sanaba en veinticuatro horas era extraño, ni hablar de uno herido más de cuarenta y ocho horas atrás. Magia sin lugar a dudas. Y de la peor.

—¿Estará bien?— pidió Scott, más extrañado que preocupado.

—Sí. Sólo toma más tiempo de lo normal. Y más brebajes. Pero ha mejorado bastante— explicó Deaton empezando a guardar varios frascos para mantener todo un poco más ordenado.

—Pero es la única que continúa herida. Hasta Jennifer está curada— esgrimió Deucalion con cierto recelo.

—¿Qué sucedió realmente la otra noche?— pidió Chris mirándola serio.

—Primero que nada, Deucalion, Jennifer cuanto mucho se intoxicó con el aire, ya que la mocosa la estuvo protegiendo todo el tiempo —manifestó Marin molesta de que la considerasen menos que la Darach, ametrallándolo con la mirada antes de mirar seria al cazador, observándolo unos segundos en silencio— Lo que tú realmente quieres saber es cómo "destruimos" a los "Demonios de la bruma" y todo terminó en llamas ¿Cierto?— inquirió con una sonrisa altanera, haciendo comillas en la palabra "destruir".

Porque claro que ellos sabían una parte, ya que varios miembros de la manada de Scott habían estado allí. Sabían que los "Demonios de la bruma" se habían descontrolado cuando había comenzado la bruma y que Allison había mantenido cierta inteligencia desquiciada y morbosa (sin ser realmente ella) hasta que el humo se intensificó y, entonces, entraron decenas de mercenarios portando diferentes clases de armas impregnadas de acónito. No tenían aspecto de cazadores, más allá de las armas que portaban, que Peter aseguraba que alguien más se las había entregado. Tampoco habían aparecido brujos dentro del recinto. No obstante, se habían dado cuenta demasiado tarde del aire impregnado de acónito y de una mezcla de diferentes hierbas. Sus sentidos se encontraron aletargados, como si hubiesen sido drogados, y por eso no pudieron defenderse bien contra todos ellos.

—Déjame decirte que ninguno de nosotros los destruyó, por lo que no tenemos ninguna estrategia si vuelven a descontrolarse. Y lo sé, Alan verificó que eran una especie de quimeras y no eran los reales y que Stiles tal vez los salvó al esconder a los verdaderos Caminantes, tal como ellos afirman, pero nada nos asegura que no vuelva a ocurrir. Y tendrán que decidir de qué lado estarán la próxima vez, si de los humanos o de esas bestias— sentenció fría.

—¿Atacarías a Stiles? ¿Todavía lo odias por lo del Nogitsune?— pidió angustiado el joven Alfa.

—Scott, yo no odio a Stiles. Soy una Druida, esa es la diferencia. Es mi deber y mi papel en este mundo. No importa si es Stiles o cualquiera de ustedes, destruiré todo lo que atente contra el equilibrio. Y, sinceramente, si supiese con certeza que el velo todavía está abierto y que es necesario un ritual de sacrificios para volver a los Caminantes definitivamente a la vida, los asesinaría uno por uno. Pero nada está dicho. Y por eso no he atentado realmente contra ellos— explicó con la misma seriedad con la que la había visto aquella noche cuando la había salvado de Deucalion.

El lado oscuro de la luna [TEEN WOLF]Where stories live. Discover now