Tres

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- Si piensas así - lo miraste a lo miraste a los ojos - Fracaste como líder.

Este abrió lo ojos sorprendido ante esa respuesta la cuál no se la esperaba para nada.

-Ser un líder no se trata solamente de dar órdenes y cumplir ciertas expectativas - comenté acostándome mirando para el cielo - a veces te va ganar el miedo y el estrés, es por eso que debes contar con tus amigos.

-Supongo que abras empezado con alguno de tus amigos más cercanos, ¿No? - este asintió sin apartar la vista mientras se acostaba al lado tuyo.

-Cuenta con ellos para contarle las cosas y lo que piensas, a veces una segunda opinión es buena, aparte de que pueden ver las cosas desde otro punto de vista a como tú las ves.

-Pero no quiero que me vean menos por eso...

-No te verán así tonto - comento riéndose - Si te siguen es por algo, ¿No? - lo miraste con una sonrisa y este sonrió sin desviar la mirada.

-¿Y con la pandilla? ¿cuál es tu perspectiva? - comentó serio mirándote.

-Hmm... No conozco mucho acerca de esta, pero antes de darte mi opinión, ¿Al sujeto que viniste a ver era de la pandilla, cierto? - este asintió. -¿Tú mejor amigo? - volvió a asentir. ¿Qué era de la pandilla?

-Sub comandante - respondió rapidamente. Quería saber su opinión.

-Entonces era eso... - comentó volviendo a mirar al cielo, pero está vez cerrando los ojos - Aquél joven es tu mejor amigo y sub comandante de la pandilla por ende, es obvio que querían matarlo para llegar a ti.

-¿A mí? - pregunto confundido.

-En otras palabras querían lastimarte dónde más te duela. Por tú reacción de ayer me di cuenta que es alguien muy importante para ti y al eliminarlo, tú estarías "perdido" por así decirlo - comentaste mirándolo. - Y aprovecharían ese momento para atacarte luego a ti, ya que estarías vulnerable.

Este tenía una cara de sorpresa en su rostro, sus ojos reflejaban miedo, tristeza, irá, rabia, confusión, varios sentimientos te empezaron a tocar de golpe, hasta que uno te molestó, te levantaste de golpe y lo misraste. Este te seguía con la mirada algo confuso por tu reacción de golpe.

-¿Qué sucede? - pregunto mirándote.

-Conozco esa mirada... - hablaste sería mirándolo - Ni se te ocurra alejarte para querer protegerlos.

Este abrió bastante los ojos, estabas leyéndolo fácilmente sin problemas, algo que al restó les costaba de hacer.

-¿C-como...?

-Tus ojos son como un libro abierto para mí - hablaste tranquila - Se que piensas que lo mejor es alejarte para protegerlos, pero eso solo lo empeorará más.

-¿Cómo? - preguntó alterado - Sólo quiero proteger a los que amó.

-¿Y quien te protegé a ti? - lo miraste.

Este sólo bajo la mirada.

-No siempre la mejor opción es alejarse, Mikey. - comentaste con una sonrisa - Confía en tus amigos.

De un momento al otro el joven se tiró encima de la joven abrazándola con fuerza. Estaba dolido, cargaba todo el solo para verse fuerte ante los demás y aquella joven que conoció le dijo las cosas como el quería.

De una y sin vueltas.

La joven lo acarició suavemente en la espalda mientras esté lloraba en sus brazos. Necesitaba tanto desahogarse con alguien y aquella joven apareció de la nada para salvarlo cuando más lo necesitaba.

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Pasaron unos minutos y los jóvenes se encontraban yendo a la habitación del amigo de Mikey. Al llegar a la puerta, el rubio la abrió y entró viendo a su amigo sentado en la cama digiriendo su mirada a la puerta dónde estos estaban. El joven entró rápidamente y abrazo a su amigo, la chica sonrió observando aquella hermosa escena y cerró la puerta dejándolos sólos.

Se puso a caminar en dirección a la oficina de su padre para ver a su amigo, recordando una perdida que tuvo hace un año atrás.

“Cuándo salgamos de aquí vamos a recorrer el mundo los tres juntos, sin tener que estar enchufados a una máquina, sin chequeos o medicina.

Es una promesa

Unas lágrimas empezaron a recorrer el rostro de la joven haciendo que está rápidamente se las sequé y continúe su caminó. Unos minutos después vio a su amigo saliendo de la oficina, al verla se preocupa y corre hacia ella tomando su rostro y mirando sus ojos.

-¿Quién fue el hijo de puta que te hizo llorar? - pregunto enojado.

La joven solo se tiro arriba suyo abrazándolo fuertemente sin soltarlo mientras ocultaba su rostro en su pecho.

-No me dejes... - habló con lágrimas en los ojos. - Recuerda nuestra promesa... No puedes irte...

-El joven entendió rápidamente el porqué - Tonta... - la abrazo con fuerza.

Los jóvenes aún no superaban la muerte de aquella muchacha que significo tanto en sus vidas.

Á𝔫𝔤𝔢𝔩 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔤𝔲𝔞𝔯𝔡𝔞Where stories live. Discover now