Trece

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Los días iban pasando lentamente para ambos amigos. Tsuki estaba con su amigo en todo momento menos cuando comía ya que en esos minutos aprovechaba para desahogarse.

Lo sabía. Sabía que le habi dicho a su amigo que no ocultaria sus sentimientos pero no pensaba que era correcto llorar o gritar mientras su mejor amigo tenía problemas muchos más serios como afrontar una enfermedad desconocida la cual lo está matando.

En esos días que fueron pasando los kawata iban cada dia a ver a sus dos amigos ya que les cayó bien Yuko por lo que cuando iban siempre les contaban sus aventuras en la pandilla o algún chisme de la escuela para mantener a ambos un rato entretenido o hacer que su dolor pase a segundo plano.

El padre de tsuki, Satori estuvo día y noche investigando varias veces que era lo que tenía Yuki, no entendía como es que su enfermedad avanzaba cada vez más y más rápido.

Hasta que un día se activo la alerta roja en una de las habitaciones y era la suya.

La alerta roja se da cuando los pacientes en estado crítico sufren algún paró y su corazón deja de funcionar y a Yuki le sucedió eso.

El hombre cuando llegó vio a varios doctres y enfermeras ocupándose de Yuki para recuperarlo y a su hija llorando a gritos suplicando que no muera.

—¡YUKI! – grito desesperadamente soltandose del agarré y corriendo a él nuevamente. Pasando de largo los protocolos y entrando a la cápsula donde su amigo estaba tocando su mano pero antes de poder llegar a abrazarlo o algo, la sacaron de ahi.

Satori logro estabilizarlo pero su estado era muy delicado, tanto que hasta tocarlo era peligroso para su salud.

—¿Qué pasó? – pregunto alterado en su oficina junto a varios doctores más. – Todo estaba bien. Sus signos vitales, su corazón, todo.

Caminaba de un lado al otro mirando radiografías, ecografías, documentos para ver algo que lo ayude.

—Señor Nishimura, hay algo que debe saber. – dijo un compañero.

—¿Qué sucede? ¿Lograron encontrar algo?

—No es eso... Pero... – miró de reojo a otro compañero.

—¿Qué? ¡Hablen! – grito desesperado.

—Antes de que Yuki tenga un paro vimos a su hija, tsuki dentro de la cápsula.

—¿Qué? – dijo sorprendido. – ¿Mi hija estaba dentro? Es imposible. Ella sabe que NO debe entrar.

—Lo sabemos pero es lo que vimos... Y a los cinco minutos Yuki tuvo el paro...

—Imposible... – murmuró Satori sorprendido. – ¿Estás queriendo decir que lo que le sucedió fue por culpa suya?

—¡No digo eso! – respondió rápidamente – Solo digo que me pareció extraño que al tener el más mínimo contacto con tsuki haya tenido un paro...

Satori estaba pensando tanto que hasta se podía ver como salía humo de su cabeza hasta que pensó en algo.

—¿Y si...? – murmuró comenzando a buscar varios documentos en varias carpetas mientras sus compañeros lo veían sin decir nada. – Esto... – rápidamente salió de la habitación dejando los documentos arriba de la mesa sin guardar.

Corrió hacia la habitación donde estaba yuki viendo a su hija aún llorando mientras tocaba el vidrio con miedo.

—¡Papá! ¿Estará bien? ¿Yuki estará bien? – pregunto viendo como su padre se ponía un traje especial para poder entrar y que su cuerpo no tenga contacto con él de Yuki. Tomó una jeringa y le quitó un poco  de sangre para luego hacer lo mismo con su hija e irse al laboratorio.

Á𝔫𝔤𝔢𝔩 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔤𝔲𝔞𝔯𝔡𝔞Where stories live. Discover now