Veintiuno.

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Los hermanos kawata ya se habían ido hace tan solo unos pocos minutos.

Tuvimos una tarde muy agradable y entretenida entre los tres. Es increíble la energía que tiene Nahoya y la tranquilidad y paciencia que tiene Souta con su hermano mayor. Sinceramente a veces pienso que el mayor es Souta y no Nahoya.

Cuando estaban, no les platique nada sobre lo que estaba pensando hacer, sobre lo del abogado. No me pregunten el porqué no les dije, simplemente, algo dentro mío me decía que no lo haga, que no los meta y seguí mi intuición.

Quizás me equivoqué, pero de momento prefiero hacerlo así.

Pero me quedé pensando en algo muy importante. No tengo un celular o algo con lo que pueda llegar a contactar con un abogado, mucho menos tengo contactos como para hacer eso. Mi padre los tiene, yo no.

Estaba muy decidida, pero ¿cómo logro contactar con un abogado? Ni siquiera tengo un jodido celular.

Creí que nunca lo necesitaria al estar en el hospital encerrada y no tener amigos fuera, pero ahora realmente me arrepiento de no tener uno.

Cuando era pequeña tenía uno, pero creo que lo rompí un día de la bronca y la tristeza que tenía al enfermarme.

Estoy realmente jodida.

—¡Aaaaahhh! – me tiré en la cama.

¡¿Como haré para contactar con un abogado y que sea bueno?! Aparte del dinero. ¡Dios! No pensé en todo eso, simplemente dije que lo haría y ya.

Me estoy viniendo abajo y ni siquiera empece a moverme.

Tock Tock.

— ¿Quién es...?

— Tsuki, soy yo. Kakucho.

— “¿Kakucho...? ¡Cierto! El chico de la cicatriz de la otra vez.” – pensé – Pasa.

La puerta se abrió y vi como kakucho entraba acompañado de aquel joven de cabello plateado, izana si no mal recuerdo.

— Hola. ¿Qué los trae por aquí? ¿Tiene algún turno? – pregunté curiosa.

— Para serte franco, la verdad vinimos a verte. – sonrió.

— ¿A verme?

— Si, ¿Hay algun problema?

— No. No es eso, es solo que me sorprendió. Es todo.

— ¿Por? – pregunto izana.

— Por mi padre. – recordé lo que pasó – Es muy impulsivo y suele amenazar o gritarle a todos los que se me acercan.

— Suena que es alguien muy impulsivo y sobreprotector.

— Lo es. Demasiado diría yo.

— Pero en parte es normal, ¿No? Qué un padre sea sobreprotector con su hija. – decía kakucho.

— Si, pero no para llegar a esos extremos.

— Concuerdo. – soltó izana mirando la ventana – Un padre no debería encerrar a su hija sin dejarla salir a ningún lado.

— Pero en parte es por su seguridad, Izana. – kakucho miro a su amigo.

— ¿Que seguridad? – gruñó mirándolo unos segundos para volver su vista a la ventana y caminar hacia alli. – Si, su hija tiene una enfermedad extraña, pero eso no significa que no pueda salir aunque sea al patio trasero a tomar aire, y que la única forma de lograr salir sea escapando. Haciendo eso no estás cuidándola, solo la estás atando. Aparte... – me miro.

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⏰ Última atualização: Jan 13 ⏰

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