Catorce.

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Nadie podía decir nada ante la declaración de Tsuki. ¿Cómo que ella estaba matando a su propio amigo? No entendían. 

Tsuki y su padre se miraban fijamente, ella con una clara molestia y su padre observaba con el semblante serio a su hija. No quería que se entere de esa forma tan dolorosa y horrible, quería ser el quien le dijera lo que estaba sucediendo pero sabia que estuvo aplazándolo tanto tiempo que tarde o temprano la verdad iba a salir a la luz y de la peor forma posible.

Los hermanos Kawata se acercaron a su amiga quien aun seguía mirando fijamente a su padre esperando una respuesta de parte suyo ignorando todo lo que había a su alrededor pero el mayor no hacia ni el mínimo sonido. 

Luego de otros segundos los cuales a los demás parecieron eternos el mayor suspiro pesadamente pasando de largo de su hija. 

—Hablemos en privado. – sentencio caminando hacia su oficina donde su hija lo siguió rápidamente. 

Los otros cuatro que se encontraban allí no sabían donde meterse. No sabían si esperarla afuera o irse y volver en otro momento donde la situación no sea tan tensa. 

-Nosotros nos quedaremos a esperar a Tsuki, ustedes si quieren váyanse. – hablo Souta viendo como esos dos negaron.

—Me quedare a esperarla. - hablo Mikey sentándose en una de las sillas que había en los pasillos algo apartada de la oficina sin poder escuchar lo que decían.

Por otro lado. Ambos ya estaban dentro de la oficina. Su padre cerro la puerta y ella se sentó en la silla viendo como su padre se acerco y se sentó al lado suyo y se quito los lentes dejándolos en un costado frotándose los ojos largando otro suspiro.

—Habla. – Exigió molesta.

—No se por donde comenzar a explicarte.

—Desde el principio – ordeno – ¿Hace cuanto lo sabes? 

—Hace un mes. - vio como su hija abrió los ojos con sorpresa. 

— ¿Un mes? ¡¿Hace un mes lo sabes y no tenias pensado decirme nada?!

—Quería decírtelo cuanto antes, pero quería ver si podía encontrar alguna cura antes de que lo sepas pero las cosas se nos salieron de control... – Intento decirlo lo mas tranquilo posible. En estos momento no era su hija, era como si fuera la madre o hermana de uno de sus pacientes y tenia que contarle con lujo de detalles lo que estaba sucediendo.

— Sigue... – dijo con dificultad. 

— Él día que Yuki se descompuso, uno de los doctores que lo atendió me dijo que Yuki se descompuso cuando tu estabas cerca suyo. Cuando decidiste entrar a la "cabina" y querer ayudarlo, en ese momento al estar vulnerable se puso peor.. De milagro lograron estabilizarlo... – Sabia que lo que decía era muy hiriente pero debía decírselo así o sino ella no se quedaría tranquila. – Cuando me contaron con lujo de detalles todo lo que había sucedido ahí dentro decidí hacer un chequeo que nunca se me paso por la cabeza y era hacer análisis con ambas sangres. Quería ver como reaccionaban y también con células de la piel y todas dieron positivo. 

Así siguió contándole cada detalle a su hija quien al vivir toda su vida en el hospital entendía a la perfección todo lo que les estaba contando su padre pero eso no quitaba que las ganas de llorar aparezcan y comience a alterarse. 

— Hija. – se levanto de la silla pero su hija levanto su mano deteniéndolo. 

— C-continua... – Tanto su voz como su cuerpo temblaban como si un sismo estuviera pasando por ahí pero quería seguir escuchando todo lo que su padre tenia que contarle hasta que hizo esa pregunta. - ¿Tsuki... sabia que yo... soy la causa de que su enfermedad... empeore...? 

Á𝔫𝔤𝔢𝔩 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔤𝔲𝔞𝔯𝔡𝔞जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें