Diesinueve.

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[Tsuki]

Amo sentir la arena debajo de mis pies. No sabría explicar lo que siento, pero me agradaba.

Mientras caminaba apreciaba la hermosa luna a lo lejos pensando a cuántos kilómetros de distancia estábamos, ya no lo puedo recordar claramente, pero aún así, se seguía viendo hermosa.

Cuando creí que todo iría bien fue cuando peor me sentí. Cuando más bien me sentía, peor estaba por dentro, y fue como si hubiera explotado.

Tosi de golpe, fue una tos tan fuerte que me dolió la garganta, como si hubiera estado todo el día tosiendo y necesitará tomar algo para la garganta. Sentía como me ardía. Rápidamente me quite el barbijo el cual ahora era una tela con sangre. Era horrible a simple vista y de la molestia tuve que botarla metiéndola en el bolsillo de mi vestido. Si, iba a mancharlo todo pero estaba segura de que está sería la última vez que podría usarlo.

Y eso era lo que más me dolía.

Quise dar un paso más pero sentí de golpe un fuerte pitido en mis oídos, como si alguien estuviera silbando en mi oído con fuerza. Tape mis oídos y me tensé. Mi cuerpo comenzó a tambalearse, me movía de un lado al otro como si no tuviera el control de mi propio cuerpo. Mis ojos comenzaron a nublarse, pero no era por lagrimas, simplemente se nublaron y comencé a ver borroso y me desplomé.

Luego de eso recuerdo pequeños fragmentos de lo que sucedió después. Vi a izana tomándome en brazos, y kakucho estaba preocupando, gritando desesperadamente.

Luego al volver a entreabrir los ojos solo un poco, vi a mi padre regañamdolos. Quería hablar, pero la voz no me salía, como si fuera muda. Estaba molesta. ¡Ellos no hicieron nada! ¡Yo decidí irme!

Quería gritarle a mi padre y golpearlo aún si sabía que no era lo correcto, pero quería hacerlo.

Si, me escape, pero quería respirar aire puro, aunque sea una última vez en mi vida.

La última vez que entreabrió los ojos vi las luces blancas del hospital y a varios enfermeros y doctores a mi alrededor, entre ellos mi padre, quien tomaba mi mano con fuerza mientras me decía que todo estaría bien. Quería soltar su mano, pero no tenía fuerzas ni siquiera para hacerlo.

Desperté hace tan solo unos 20 minutos y todavía no vino nadie a mi habitación y eso me alegra. Amo está tranquilidad y paz que siento. Cómo la paz antes de la desgracia.

Pensaba en todo lo que había pasado estas últimas horas y no me arrepiento de lo que sucedió. Aún si se que peligra mi vida, no me importa. No me da miedo la muerte como para no poder soportarla.

Sufrí cosas peores, vi morir a personas a quienes amaba y me han lastimado cada vez que pudieron, con inyecciones que me hacían ver la puta luz al final del túnel.

Creo que estoy en esa estapa de mi vida en la que solo pienso que todo mi dolor se acabé.

¿Me volví egoísta? ¿Es egoísta que quiera que mi dolor se acabé?

Quizás lloré mi familia y Yuki, pero es algo que ya tengo decidido y dejaré claro el día de hoy.

— ¡Hija! – grito mi padre cerrando la puerta atrás suyo.

No logré escucharlo entrar. ¿En qué momento entro?

— ¡Ya despertaste! ¡Qué alegría! – se acercó con rapidez queriendo abrazarme pero me rehuce a que lo haga. Aún seguía molesta por el cachetazo que me metió.

No olvido ni perdono ciertas cosas.

— ¿Estas bien? ¿Te duele algo? ¿Te sientes mal?

— Estoy enferma, Doctor Nishimura. – gruñi con molestia – ¿Cómo me voy a sentir? ¿qué si me duele algo? ¡Ahora mismo no! – grité cansada – ¡Será por todas las drogas que le estás metiendo a mi cuerpo en este jodido momento! ¿Sabes por lo menos que tiene esta mierda? ¿O solo me las inyectas porque si?

Á𝔫𝔤𝔢𝔩 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔤𝔲𝔞𝔯𝔡𝔞Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin