Nueve

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Los días pasaban y su amigo empeoraba cada vez más y más, hasta el punto de que tuvieron que llevarlo a cuidado intensivos. Tenía una habitación apartada rodeada de vidrio donde solo podían entrar los doctores que trataban al joven.

Su cuerpo estaba desnutrido aún así comía correctamente, su piel pálida, sus ojos cansados. Podía moverse un poco, pero no lo suficiente, asique optó por quedarse en cama el resto de los días.

La joven no podía entrar porque podría contagiarse, asique solo se quedaba fuera del vidrio sentada mirando a su amigo dormir.

Sufría en silenció sin poder contarle a nadie como se estaba sintiendo. El dolor que tenía, era el mismo que sintió el día que perdió a su amiga.

//Flashback//

-¡MEI! - grito desesperada la joven corriendo hacia su amiga, pero fue detenida por los doctores.

-Tsuki, no puedes entrar

Sueltame! - gritó desesperada intentando safarse - ¡MEI, MEI!

MEI RESISTE! - gritó su amigo el cual también era detenido.

Los doctores con la fuerza que le quedaban sacaron a los dos de la habitación donde estaba su amiga cerrando la puerta.

Intentaron abrir la puerta a golpes, pero era inútil, solo podía gritar. Tomaron unas sillas y se subieron a estas para ver desde el vidrio todo lo que ocurría dentro.

Su amiga estaba combulcionando. Liquido blanco salía de su boca y sangre de su nariz sin parar. Los monitores se estaban volviendo locos, la presión de la joven subía y bajaba con intensidad, sus pulsaciones igual y él monitor que mostraba sus signos vitales dejo ver una línea.

Habia muerto.

//Fin del Flashback//

La joven se secó rápidamente sus ojos para no pensar en eso. Le dolía ya que por su culpa había muerto. Algo que nunca se lo perdonaría.

-Tsuki. - hablo su hermano detrás suyo.

-Hermano...

-Debes descansar.

-Estoy bien...

-No lo estás pequeña - dijo poniéndose al lado suyo - Hace días que no duermes correctamente y no comes. Ve a descansar, yo me quedó cuidandolo.

-No...yo debo...quedarme aquí...

-Deja de culparte...tonta... - murmuró Yuki despertándose.

-Yuki. - dijo con alegría.

-Ve a descansar.

-No, me quedaré contigo.

-Tsuki - susurró - Descansa, ¿Si?

-....

-¿Por mi?

-Bien...

La joven se levantó de su silla y miró una vez más a su amigo, pero este le sonreía cálidamente. Camino hacia su habitación para darse una ducha, ya que hace unos días que no lo hacía. Al terminar, se puso ropa cómoda suya, comió algo y fue al techo a despejarse.

Se sentó mientras miraba el sol ocultarse a lo lejos, le gustaba ver eso, pero necesitaba verlo con su amigo comenzando a llorar.

-¿Tsuki? - murmuró una voz detrás suyo.

La joven se secó rápidamente las lágrimas y miró detrás suyo.

-Draken...

-¿Estás bien? - pregunto acercándose a esta.

-Si, no es nada. - dijo levantándose y comenzando a irse, pero fue detenida.

-¿Qué sucede? - pregunto - ¿Le paso algo a Yuki?

La joven solo comenzó a llorar preocupando al joven que se arrodillo a su altura para abrazar a la joven. Había acertado.

Luego de unos minutos la joven logro calmarse alejándose de apoco de él.

-¿Mejor?

-Si, gracias...

-Al parecer alguien no sigue sus propios consejos.

-...

-Los chicos están preocupados, dejalo que vengan a verte.

La pequeña solo negó con la cabeza. Seguía pensando que era mejor que no la vieran en el estado en el que estaba, ya que desde hace unos días la comida comenzó a caerle mal, los medicamentos no le hacían efecto, el dolor que sentía era cada vez más y más notorio comenzando a perder peso.

Le agradeció y se fue en dirección a la habitación donde tenían a su amigo. Al entrar vio como su hermano mayor estaba platicando con el joven que lo escuchaba atentamente, ya que amaba sus historias.

-¿Comiste? - preguntaron ambos al unísono, mientras la joven asentía.

El mayor siguió como era el extranjero y la cultura que tenían, esto para poder distraer a ambos y que no se enfoquen en el dolor que estaban sintiendo.

Á𝔫𝔤𝔢𝔩 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔤𝔲𝔞𝔯𝔡𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora