2. ¿Todo está bien no?

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Louis se despertó a lado de la persona más hermosa ante sus ojos, se levantó de la cama y caminando lentamente se dirigió al otro lado de la cama como para ver su rostro y dejar un pequeño beso en su frente. Pero algo que vio en cuello lo detuvo, así que lo dejó descansar.

Caminó a la regadera y se desvisto mientras pensaba en lo que había visto, una mancha roja y morada. Un triste y reciente chupetón.
Rojo y morado, esos colores especiales que tanto había guardado el castaño en su memoria. La piel de Harry era delicada, por eso no siempre dejaba besarle el cuello hasta dejar marcas, cuando lo hacía el guardaba en su memoria toda y cada una de ellas.
Seguía sumergido en sus pensamientos que no se dió cuenta de que había terminado de bañarse.

"Tal vez sólo fue un accidente" dijo el chico en su mente. "Él jamás, vamos Louis que piensas".

Cuando terminó de vestirse tomó una hoja y una pluma del escritorio de la habitación. Escribió una nota que dejó debajo del celular de su esposo ya que estaba recargado en su repisa.
Tomó sus cosas, le dió de comer a Cliff y salió de casa.

Mientras caminaba al trabajo, el castaño se dió cuenta que su celular no tenía batería, así que cuando llegó a su trabajo lo primero que hizo fué buscar a Niall para que le prestara un cargador.

— ¿Si sabes que vamos a viajar hoy a la locación? — preguntó el rubio.

— Dejé todo preparado ayer, no te preocupes y...

— Te noto raro, ¿Todo bien Lou?

— Si, sólo que no descansé muy bien ayer y eso es todo — el castaño pasó una mano por su rostro mientras suspiraba.

— ¿Otra junta? — Louis sólo pudo asentir —. Te traeré un café y estarás mejor, espera.

Niall sabía de las juntas del rizado y sobre cómo llegaba tarde una vez a la semana. Así que el rubio habló una vez con su tía, ya que su esposo trabajaba en la misma empresa que Harry, solo que tenía un puesto más alto. Cuando él le pregunto acerca de las juntas y los desvelos, su tía sólo pudo decir que las juntas no terminaban tarde desde hace años debido a una demanda laboral que habían recibido por parte de un par de trabajadores y sus parejas. 
Desde ese momento el rubio empezó a desconfiar de Harry.

Cuando Louis tenía el café en sus manos la camioneta ya estaba cargada con todo el equipo y se encontraban viajando a las afueras de la ciudad.
La locación era muy bonita y el ser invierno le daba un toque especial.

Se dedicaron toda la mañana y tarde a tomar fotos a los músicos. Así que había toda clase de instrumentos. La última sesión que se haría era con un piano. Habían rentado la casa que estaba cerca así que solo caminaron unos minutos y cuando Louis entro pudo ver qué todas las paredes estaban blancas al igual que el piso y el techo. En medio se encontraba un piano de color negro y decidió caminar hacia el.
Con sus manos rozó algunas teclas y tocó otras.

—¿Sabes tocarlo? —preguntó un chico que se acercaba a él.

— La verdad no pero siempre he querido hacerlo — susurró Louis mientras dirigía su mirada del piano al chico.

— Tal vez deberías intentarlo, a veces olvidamos que la vida es corta y...

— ¡Louis!, ¿de qué lado acomodamos las cosas?- gritó Frank, el chico que llevaba un par de semanas trabajando en su equipo.

— Debo ir — el castaño dió un paso y luego se detuvo por la voz del morocho.

— Soy Zayn por cierto — dijo mientras se sentaba en el banco frente al piano.

Cuando estuvo todo listo para iniciar Zayn empezó a tocar el piano y Louis empezó a tomar fotos de todos los ángulos. Cuando terminó con las fotos empezó con el vídeo y por detrás apareció una bailarina que se iba acercando poco a poco a la cámara. La idea era hacer una transición así que el siguiente video se grabaría con todos los bailarines.

Guarda tus lágrimas. [L.S] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora