10. Fotos

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Habían pasado dos semanas desde que Louis estaba en ese cuarto de hospital, Harry no había salido del hospital por ninguna razón. Se bañaba en el mismo baño del cuarto del castaño y su mamá iba todos los días por las noches a dejarle la ropa para el día siguiente.
Su secretaria había estado yendo para que firmara alguna que otra autorización, su jefe había sido demasiado flexible y entendió perfectamente la situación así que Harry solo debía firmar ciertos papeles que su mismo jefe aceptó en revisar el mismo.

Aunque estaba por empezar la tercera semana Harry aún no se acostumbraba al ruido del monitor al cual Louis estaba conectado pero una vez al día mientras le hablaba y contaba los mejores recuerdos que tenía con él, Harry tomaba un estetoscopio de uno de los estantes y mientras le hablaba a su esposo escuchaba los latidos del corazón de Louis, no podía negar que eso lo relajaba, prefería mil veces escucharlo con ayuda del estetoscopio que escucharlo del monitor, era más natural. Tal vez estaba alucinando pero cuando le hablaba parecía que Louis contestara con sus latidos del corazón. Así que eso se convirtió en algo que el rizado necesitaba hacer todos los días para poder sentir sus almas conectadas en más que solo palabras y amor. Una sincronización.

En ese momento el rizado estaba regresando el estetoscopio a su lugar cuando su teléfono indico que se estaba acabando la batería. Caminó a la bolsa que tenía sus pertenencias y tomó el cargador pero el teléfono de Louis llamó su atención. Decidió ponerlo a cargar porque aunque el rubio había arreglado todo en el estudio pensó que tal vez podía recibir alguna llamada importante.

El cargador alcanzaba perfectamente a la silla en la que había pasado las últimas semanas así que mientras con la mano derecha encendía el celular del castaño con la otra sostenía su mano.

Espero cinco minutos para poner encender el teléfono, tardó uno en que el teléfono se iniciará para poder desbloquearlo.
Habían comprado sus teléfonos el año pasado en una de las ofertas que Apple store anunció para día de San Valentín. Así que remataron el detalle combinando sus contraseñas. Uno llevaría la fecha de su boda y el otro celular la fecha en la que se comprometieron.

Cuando desbloqueo el teléfono notó que habían llegado notificaciones de un número desconocido y pensó que tal vez alguien quería contratarle para una sesión de fotos.
Dejó que la notificación lo llevará a un chat en dónde la persona había mandado fotos así que decidió descargarlas y pudo verse en la mayoría de ellas.

— No... — una lágrima resbaló después de girar su rostro a Louis.

Cuando más subía en el chat se daba cuenta de todas las fotos que Steve había mandado al castaño, leyó los mensajes y como al principio parecía victimizarse recalcando que no sabía que el rizado estaba casado.
Después siguió mandando fotos haciendo pensar que Harry lo visitaba diario.
Y el rizado encontró la razón por la cual el castaño dejó de preocuparse por su hora de salida en el trabajo.
Sabía que él era el culpable del cambio que había en Louis, él lo lastimó y no paró hasta muy tarde.

Bloqueo el número pero no borró el chat, llamaría a Marta para saber si podía hacer algo al respecto.

Sabía que Louis escribía pequeñas notas en su celular, era como su diario pero jamás se había atrevido a preguntar porque siempre se decían las cosas de frente pero ¿Cuándo dejó de pasar eso? No sé había dado cuenta.

Abrió las notas y la última que escribió logró destrozarlo por dentro. Las lágrimas de ese día empezaron a fluir. En ese momento deseó volver el tiempo y nunca aceptar el café que el rubio le ofreció.

— Perdóname amor, yo...— y no supo que decir. No había justificación para lo que hizo.

Romper el corazón de su esposo, del que solía llamar el amor de su vida. Cuando él había renunciado a su familia por él. Porque le hizo creer que Harry siempre sería su hogar.

Guarda tus lágrimas. [L.S] EN EDICIÓN Where stories live. Discover now