Final parte I

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Mención de autolesiones. Por favor si esto te afecta no leas. Recuerda que tu salud es más importante, te quiero y si necesitas hablar con alguien puedes mandarme mensaje.

—¡Eres un hijo de puta!—Louis caminaba en círculos al rededor de la sala—. ¡UN JODIDO AÑO HARRY, UN JODIDO AÑO!

—Por favor escúchame, amor...

—¡¿Cuándo lo ibas a decir eh o acaso nunca ibas a decírmelo?!—lágrimas de enojo corrían por su rostro.

—Amor, necesito que me escuches por favor —Harry tomó sus mejillas y secó sus lágrimas. —Yo se que cometí el peor error de mi vida haciendo esto. Yo. . . realmente lo siento con toda mi alma y soy conciente de que no merezco tu perdón o algo de ti.

—Harry, yo te perdone. Ese día tu dijiste que y yo lo hice pero. . .—La voz del castaño se entrecorto—. Harry, un año. No puedes sentir ni una parte de como me siento, jamás lo harás.

La sala era una habitación llena de llanto y tensión. Harry sostenía a Louis pero el castaño no quería ser sostenido por él.
¿Cómo puedes hacer para que el cuchillo que te lastimó te ayude a sanar las heridas?
Louis lo veía imposible.

—Necesito espacio.

Después de haber pronunciado esas palabras salió de la casa en tiempo récord y decidió correr a casa de Linna, no quería estar solo.

Cuándo Harry reaccionó el castaño ya estaba lejos de casa y el seguía cayendo.

Nadie esperaba que pasara y nadie lo pedía tampoco, Louis no veía el problema en no recordar. Tenía una casa, el trabajo de sus sueños y estaba casado con una hermosa persona que lo hacía sentir muy feliz.
Su vida era muy bonita y su rutina no parecía ser una porque Harry siempre estaba sorprendiendolo con detalles y lugares para viajar. Había reducido su horario de trabajo para poder estar más en casa con Louis y ayudarlo con algunos proyectos individuales que estaba haciendo.
Harry siempre quiso hablar con Louis y contarle toda la verdad pero el castaño le decía que no lo hiciera, que lo había perdonado y debían salir adelante juntos. Siempre que surgía una oportunidad Harry la tomaba pero jamás pudo decir algo porque las negaciones que recibía por parte de su esposo lo hacían callar.
Después de todo el rizado hacia absolutamente lo que estuviera en sus manos para hacer feliz al castaño, se volvió a enamorar de Louis así como este lo hizo de él.
Estaba demasiado perdido en su felicidad que jamás creyó que Louis recordara.

Pasaron semanas, meses y estuvo a punto de cumplirse dos años desde que despertó en ese cuarto de hospital sin estar enterado de lo que pasaba en su vida. Pero un día empezó a tener dolores de cabeza insoportables, el médico decía que eran consecuencias del accidente y le recetó algunos analgésicos para después mandarlo a casa.
Harry se moría de angustia porque los analgésicos ayudaban al dolor pero después cuando Louis empezó a tener lagunas mentales supuso que algo no andaba bien.

Empezó recordando cosas muy pequeñas hasta que un día después del trabajo tuvo un ataque de ansiedad por todo lo que su mente estaba trabajando para mostrarle lo que pasaba y había sucedido. Fué demasiado difícil para Louis procesar todo lo que había en su mente. No paró de llorar toda esa noche mientras Harry lo acurrucaba y le hacía cariños en su espalda susurrándole que todo estaría bien. 
Definitivamente sentía que debía de alejarlo pero no quería sentirse solo.

Cuatro días bastaron para que Louis enfrentará a Harry y esa era la razón por la cual se había ido. Espacio.
Necesitaba pensar en demasiadas cosas antes de tener una seria charla con el rizado y lo mejor era que lo hiciera alejado de él.

Antes hubiera pensado en correr a casa de Niall pero ahora eso no era una opción, el rubio había decidido cortar todo lazo que tuviera con Louis debido a que esté no se divorcio de Harry, o eso le había llegado en aquel mensaje. Después de ese día su amigo renunció al trabajo y no lo volvió a ver.

Zayn estaba de vacaciones con su novio así que no era una opción para nada. No quería molestarle, después de todo el había sido de gran ayuda después de que el rubio decidiera irse de su vida sin siquiera avisarle.

Solo quedaba Linna, aquella mujer que estaría con él sin importar que.
La mamá de Harry visitó su departamento un día antes de la boda, ella sabía que Louis había pasado por un rechazo familiar porque su familia le había dado a escoger entre casarse con un hombre o seguir siendo llamado hijo. Louis no dudó ni un momento en escoger a Harry, porque el lo aceptaba y lo amaba como era. Porque él era su familia.
Linna no solo decidió llamarle hijo al ojiazul porque se estuviera casando con el rizado sino también porque sabía que una persona tan linda y pura cómo Louis no merecía el daño que le estaba ocasionando su propia sangre.

El castaño llegó a la casa azul y tocó el timbre, al principio dudó si sería buena idea pero después se dió cuenta que era su única opción.
La puerta no tardó en abrirse para mostrar a una mujer envuelta en unas mantas.

—Cariño, pasa pasa. Hace demasiado frío afuera.—la rizada se hizo a un lado para que Louis entrara—. ¿Qué te trae por acá?

Fué después de escuchar esas palabras que el castaño no pudo retener más sus lágrimas y empezó a sollozar desesperadamente. Linna no espero más y lo atrapó en sus brazos para brindarle todo el apoyo que necesitaría.

Después de varias tazas de té, muchos pañuelos y abrazos la rizada estaba enterada de lo que había pasado.
No sabía que dolía más, si tener a Louis roto en sus brazos o la traición de Harry a su hijo. Así que decidió apoyar en todo lo que decidiera a Louis. El se podría quedar todo lo que quisiera en su casa porque no lo dejaría solo.

_____

El rizado llamó incontables veces al número del castaño pero sus llamadas fueron rechazas. Dejó muchos mensajes de voz en el buzón de Louis esperando que este los escuchará y decidiera contestar el teléfono pero eso no paso.

Espacio, Louis le había pedido espacio y aunque eso lo mataba por dentro porque lo que más quería en ese momento era estar con él y consolarlo no podía hacerlo. Tenía que soportar la angustia y el dolor que desgarraba su pecho, porque Harry sabía que fué un error grandísimo, sabía que ese error lo había decidió él. Sabía que era un idiota por no haberse puesto un alto y trataba de recordar el porque lo había hecho, porqué había tomado la decisión de lastimar al castaño y es que eso era algo que lo frustraba de sobremanera porque no recordaba la razón no sabía por qué.

Y ese por qué lo estaba lastimando hasta las entrañas haciendo desgarrar cada parte de su respiración teniendo como objetivo atacar sus pulmones.

—¡Eres un jodido imbécil Harry!, ¡Mereces sufrir más de lo que está sufriendo Lou!, ¡Mereces lo peor de todo!

Los recuerdos de los besos, las fotos, los mensajes y las notas de Lou lo estaban haciendo perder el control, haciéndolo sentir que merecía todo lo malo que estaba por venir.

Se dirigió a la alacena y saco un botella de alcohol, giró la tapa y empezó a beber de esta.

—Eres un jodido cobarde.

Su respiración estaba perdida al igual que su mirada. No encontraba un punto en dónde dejarla reposar.
Su cabello están totalmente desaliñado y su rostro estaba manchado de lágrimas. Había decidido castigarse por lo que había hecho.

Tomó un vaso de vidrio y lo reventó al tirarlo en la pared. Tomó el pedazo más grande y empezó a pasarlo rápidamente por su brazo izquierdo haciendo leves cortes.

—Eres un maldito cobarde, ni siquiera eso puedes hacer bien.

Tomó otro trago de alcohol y presionó con más fuerza el vidrio contra su piel haciendo correr lágrimas rojas por su brazo.
Una, dos, tres, cuatro veces. Dejándose a la deriva con alcohol y una melodía de sollozos salados que lo acompañaban mientras caía.

Guarda tus lágrimas. [L.S] EN EDICIÓN Where stories live. Discover now