Final parte II

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—¡Deja de llamar Harry!—el castaño colgó la segunda llamada del número desconocido.

El teléfono de Leena empezó a sonar por toda la sala y cuando ella lo iba a tomar para contestar Louis la detuvo.

—Dejalo sonar, seguro es Harry.—la rizada le dió una mirada que dejaba mirar su preocupación —. Solo por hoy mamá.

Y así fué, ninguno de los dos contesto el llamado del número desconocido, el cuál solo insistió un par de veces más.

Harry realmente quería morir, él sabía muy bien lo que podía pasar y estaba mentalmente destruyendose desde hace meses. Digamos que cortar sus brazos no era un plan desarrollado porque no lo había pensado, solo reaccionó a un impulso que tuvo en ese momento.

No podía dejar a Louis desprotegido pero para qué seguir si él era el que lo dañaba y seguía lastimando. ¿Irse era una forma de proteger a Louis?

Sus brazos jamás dolieron aunque estuviera perdiendo demasiada sangre. Sus heridas dieron justo en el blanco para tomar posesión de su piel.
No sabemos si fueron más lágrimas por parte de sus ojos o por parte de su piel pero el hecho de que fuera interrumpido lo hizo soltar un sollozo desgarrador, no quería que se entrometieran.

Un vecino logró escuchar los gritos que soltaron en esa noche y no dudó en llamar a la policía para verificar que todo estuviera bien. La oficial tocó varias veces la puerta y el timbre pero como no obtuvo respuesta alguna tuvo que usar su fuerza para abrir la puerta.
Al entrar a la casa lo primero que se podía notar eran los sollozos de Harry, decidió buscar a la persona y lo que encontró hizo que llamara a una ambulancia lo antes posible.

No tardó en llegar cuando el rizado ya no podía mantener los ojos abiertos. Los paramédicos lo subieron a la ambulancia lo antes posible para empezar a parar el sangrado. De lo último que fué consiente el rizado fué del sonido de la ambulancia.

—Sigue insistiendo—la recepcionista había estado llamando al contacto de emergencia del chico con intento de suicidio que acababa de entrar—. Llama al número anterior a ese.

Pero ninguno de los dos número contestaba la llamada.

—No contestan, ¿Qué se supone debo hacer en estos casos?—la nueva recepcionista hablaba con su jefa.

—Debes esperar indicaciones, si la policía tuvo que irse para atender algo más importante debemos esperar a que el paciente despierte y él mismo pueda darnos los datos.

Pasaron dos días para que Harry pudiera pedir que llamaran a la única persona que tal vez podría ayudarle. Tampoco es que tuviera amigos.

Allí se encontraba, su abogado que le ayudaría más adelante.

—No se que decirte Harry.

—No es como que quiera escuchar algo, ¿sabes?

—Esto es serio, más de lo que imaginas. Tú pudiste morir y me da miedo solo pensar que...

—Muchas gracias por estar aquí, no sabes lo bien que me hace tener a alguien.

—Lo siento mucho Harry pero...

—Debemos preparar el divorcio.—la expresión del rizado era demacrada.

—Creo que primero deberías de recuperarte y después vemos eso amigo.

—No, quiero que esto se solucione de una vez por todas.

—¿Y crees que así debes solucionar las cosas? Espera a salir de aquí y después busca a tu esposo y soluciona las cosas con él. Si lo harás hazlo pero no aquí.

Guarda tus lágrimas. [L.S] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora