Capítulo 3

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Luego de que me hiciesen la radiografía, Clarisse me dejó en el mismo puesto que antes, a un lado de la estufa, pero Brooke no seguía ahí, algo que me entristeció un poco ya que quería seguir hablando con ella. Clarisse me dijo que volvía dentro de unos minutos, ya que tenían que revisar la radiografía con unos doctores. La sala estaba un poco más llena que antes, habían muchos adolescentes y niños con batas iguales a la mía, en silla de ruedas o simplemente parados esperando el turno. Me llamó mucho la atención un chico, tenía el cabello negro y algunos rizos, pero eran muy pocos. Él se veía decaído, estaba muy pálido y se notaba que tenía frío ya que jugaba con sus manos encima de su regazo. Su mandíbula era bien definida y pude notar que sus ojos eran de un color oscuro. Una enfermera se acercó a él y este sonrió. Su sonrisa era simplemente perfecta, sus dientes eran blancos y bien alineados. Sin duda una sonrisa que puede derretirte en cuestión de segundos.

Miró hacia la derecha permitiéndome ver su perfil, este era igual de perfecto que su rostro cuando lo miras de frente. Clarisse me sacó de mi burbuja cuando empujó mi silla hasta el ascensor impidiéndome ver al chico de cabello negro por una vez más.

- ¿A quién estabas viendo? –preguntó una vez que entramos al ascensor sin compañía, la pregunta me pone nerviosa e involuntariamente muerdo mi labio inferior tratando de ocultar el nerviosismo que siento al recordarlo a él. - ¿Por qué todas caen con el joven Mendes? –rio mientras negaba con la cabeza. Me volteé a mirarla a la vez que sentía que mis mejillas ardían. ¿Todas?

- No estaba viendo a ningún chico –miento.

- Claro que no… -sonríe y camina en silencio hasta meternos dentro de mi habitación. Me ayuda a pasarme a la camilla y me arropa con las sábanas. Clarisse acerca una silla hasta quedar al lado de mi camilla mientras toma un sobre, que anteriormente había dejado al lado de la mesa. – Muy bien… que tenemos aquí –suspira mientras abre el sobre y me come la curiosidad por dentro. Veo cómo sus pupilas se mueven de un lado a otro indicando que está leyendo y luego frunce el ceño y mi corazón comienza a latir muy fuerte.

- Vamos, dime si tengo algo, me estoy poniendo nerviosa.

Clarisse carraspea un poco, pero luego dice:

- Bueno… em, tienes una pequeña abolladura en un hueso de la columna…

- ¿Qué? ¿Y eso es malo?

- Sólo una parte del hueso se salió, o sea que se rompió, pero no del todo –me explica. – Tendrán que operarte.

Suspiro.

- ¿Y cuándo es la operación? –digo sin ánimo, lo menos que quería era que me operaran.

- Mañana, luego de que almuerces, te llevarán a pabellón –sonríe, pero de forma triste. Mis ojos comenzaron a arder y de inmediato supe que lloraría, no de miedo, si no de rabia, ¿por qué nos tenía que pasar esto a nosotras? Incluso, me da más rabia todavía porque no se nada del estado de mi hermana. – Cariño, no llores –dice dulcemente mientras limpiaba mis mejillas.

- Necesito ir al baño –digo sin más tratando de pararme e ir a hacer mis necesidades, Clarisse asiente y me pone en la silla, me empuja hasta quedar al frente de una puerta, le doy las gracias y entro, dejo la silla a un lado y al hacerlo me duele la espalda, debe de ser el maldito hueso roto. Al verme reflejada en el espejo no pude reconocerme, tenía la cara llena de rasguños y había algún rastro de sangre, había una mancha morada debajo de mi ojo y en mi mentón. No quería comenzar a llorar de nuevo así que me senté en el inodoro para luego irme a dormir.

Hoola, creo que este es el capítulo más corto, porque tiene doscientas palabras menos, pero quería subir algo, ya que esta historia me tiene bastante emocionada:)

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Alee, xx.

Hospital «Shawn Mendes»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora