Capítulo 8

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Salimos nerviosas de la cafetería —o por lo menos Ann y yo — y caminamos hasta donde estaban apoyados, en una pared de en frente. De inmediato los ojos de Shawn y los míos hicieron contacto y las mariposas de mi estómago comenzaron a revolotear.

- ¿Qué es esa tan importante invitación?— dijo Brooke cruzándose de brazos una vez que llegamos a su lado, agradecí que ella lo haya dicho primero.

- Hoy es noche de carreras de sillas, ¿se apuntan?— Theo cruzó sus brazos y sonrió. Fruncí el ceño.

—¿Carreras de sillas?— pregunté. —¿Qué es eso?

—Es una carrera que hacemos todos los viernes en la noche en el piso ocho con las sillas de ruedas— me respondió Shawn con una sonrisa.

—¡Pero yo no tengo silla de ruedas y Ann tampoco!—exclamó Brooke.

—No te preocupes, Brooke. Hay sillas allá— le respondió Theo haciendo un gesto con las manos restándole importancia.

—¿Yo llevo la mía, cierto?— pregunté mordiéndome el labio inferior.

—Sí— Shawn me sonríe y le devuelvo la sonrisa, luego de eso Theo le agarra el brazo y le llama la atención.

—Nos vemos en el piso ocho, chicas— dice Theo mientras se llevaba a Shawn por el brazo.

[...]

Tomé el woki toki que anteriormente me había traído Theo a la habitación para poder comunicarnos y apreté el botón para hablar.

— Oigan, yo ya estoy, cambio— dije y solté el botón.

—Yo también, nos encontramos en el ascensor— respondió Ann y se escuchaba la risa de Brooke al fondo.

Ya eran las once de la noche y se supone que todos tendríamos que estar durmiendo. Me senté en mi silla de ruedas y me puse el woki toki en el regazo, lo dejé en silencio y rodé las sillas hasta la puerta. La abrí con sumo cuidado de que no rechinara y miré hacia todos los lados, para ver si no hay ni una enfermera. Cerré la puerta y me deslicé hasta la puerta del ascensor, que por milagros, estaba funcionando. Lo llamé y las puertas de inmediato se abrieron, revelando a Ann y a Brooke, Ann tenía una expresión de miedo y Brooke una de entusiasmo.

—¿Es su primera vez escapando de casa?— pregunté sonriendo y marcando el piso ocho.

—Sí— dijeron las dos al unísono. Al llegar al piso ocho, las puertas se abrieron dejando ver una habitación muy extensa y oscura, parecía terrorífica, había una luz en el techo que parpadeaba y se veían que mesas y camillas estaban amontonadas una encima de otras. Avanzamos muy lento viendo lo que estaba alrededor y pareciera que estuviésemos en una mismísima película de miedo.

—¡Aquí están!— escuchamos a alguien exclamar y Brooke y Ann lanzaron un chillido.

—¡Idiota, casi nos matas del susto!— le regaña Brooke y Theo comenzó a reírse.

—¡Shh, cállate, nos podrían oír!— le dice Ann haciendo un gesto con el dedo.

—Ann, es el piso ocho, nadie nos oye desde aquí— le dijo con una sonrisa y comenzó a andar, yo giré las ruedas de mi silla siguiéndolo. Todo este lugar daba escalofríos.

Llegamos al centro de la habitación y esta daba a distintos pasillos que hacían todos los cachureos amontonados aquí. Luego de estar analizando la habitación, unas ruedas, que no son las mías, se escuchan y me giré, Shawn venía con dos sillas y me sonrió.

—Bien, como Shawn ya está aquí, les explicaré de qué se trata— dijo Theo mientras juntaba sus manos. —Esta competencia consiste en que todos estas cosas inservibles— señaló el entorno. — Hacen un camino, y luego termina aquí. Hay dos pistas entonces haremos niveles. Primero juego yo con Shawn, luego Ann con Marie y Brooke queda de comodín porque es más pequeñita.

—Oye...— gruñó Brooke cruzándose de brazos.

—El que le gane a todos compite contigo, Brooke— aclaró Theo y de inmediato en la cara de la morenita se dibujó una sonrisa. —¡Bien, a las posiciones!

Shawn y Theo se sentaron en las respectivas sillas y se pusieron delante de cada pista. Theo le guiñó el ojo a Ann y esta se sonrojó, agarró una bandera que estaba tirada y se puso en frente de los dos competidores.

—En sus marcas... ¿Listos? ¡Fuera! —gritó y de inmediato los dos chicos salieron disparados. Vimos como doblaron a la derecha y se perdieron entre los escombros.

—Este lugar es repugnante— opinó Ann sentándose en la silla de ruedas y reí.

—Sí que lo es.

[...]

Me puse en mi posición y miré a mi oponente. Shawn. Él le había ganado a Theo y yo le había ganado a Ann, entonces se correrá entre ganadores y perdedores. Ann se puso delante de nosotros dos y levantó la bandera.

—¿Listos? ¡Ya!— exclamó y de inmediato se escucharon los gritos alentándonos. Giré las ruedas lo más rápido que mis manos me lo permitieron y me concentré en la pista. Hice frenar la rueda derecha para poder doblar hacia la derecha más ágilmente y así ganar ventaja, cosa que logré ya que Shawn se había caído y me empecé a reír sin dejar de darle más velocidad a las ruedas. Doblé en zigzag y me agaché en una parte donde un pedazo de pared se había caído, esto es culpa de Shawn, él me dio esta pista. En un rápido movimiento me giro hacia atrás y veo que Shawn ya me está por alcanzar y acelero el paso. Frené la rueda izquierda y aceleré las ruedas, así escuchando los gritos de Ann y Brooke diciendo mi nombre. Llegué a la meta y levanté los brazos en forma de victoria. Brooke y Ann corrieron a abrazarme y me paré de la silla para poder abrazarlas mejor. Shawn no se tarda en llegar.

—Te patearon el trasero, hermano— le dice Theo dándole un suave manotazo en la espalda y Shawn sonríe en forma graciosa, se paró de la silla y caminó hasta mí, se nota que quedamos cansados, ya que tenemos la respiración agitada.

—Buen trabajo, Marie— me sonríe y siento que mis piernas me fallarán en cualquier momento.

Después de eso todos bajamos en silencio hasta el piso de las chicas y ellos se bajaron del ascensor para despedirnos. Nos quedamos en silencio todos sin saber que decir, solo se escuchaban algunos que otros sonidos.

—Esto se está volviendo incómodo, adiós— bufó Brooke y se dio media vuelta y se fue.

—Sí, ya es tarde y mañana tengo control en la mañana— sonrió Ann y se despidió con un beso en la mejilla de cada uno. Theo la siguió con la mirada y sonrió, palmeó la espalda de Shawn y se despidió de mí con una sonrisa para luego entrar en el ascensor, dejándonos completamente solos.

—La pasé muy bien hoy— comentó Shawn con una sonrisa y me comencé a poner nerviosa.

—Yo también— le sonreí de vuelta. Dios, Shawn es tan lindo.

—Capaz que mañana me pase por el piso de las chicas...

—Eso estaría, bien...— dije. ¡Dios, Marie! ¿No se te pudo ocurrir algo mejor?

—Nos vemos mañana, adiós— pasó su mano por mi cintura y me atrajo hacia él para besarme la mejilla y sentí como mis mejillas ardían.

—Adiós— susurré algo petrificada y Shawn me lanzó la última sonrisa de la noche. Me senté en la silla de ruedas y anduve hasta la puerta de mi habitación.

Hospital «Shawn Mendes»Where stories live. Discover now