Prólogo.

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2016/ Septiembre/ Alemania- Kiel.

¿Mis padres se quieren deshacer de mi? Así lo siento, solo tengo once y ya quieren que viva solo, aún así, a veces me siento muy solo estando a su lado.

¿Por qué me envian a un internado? ¿Qué debería hacer? ¿La mejor opción es escapar? No, claro que no, pasaría hambre y moriría... Morir.

¿Suicidio? He leído mucho sobre eso y no me gusta para nada ese tema.

-¿Estás listo cariño?- pregunta mamá, ella siempre me ha demostrado que me quiere mucho pero aquí está, dejándome abandonado en un internado- sabes que nos vamos a ver todos los fines de semana ¿No?

Observo sus ojos color miel que parecen tan sinceros.

-¿En serio?- digo mientras muevo mis dedos encima de mi almohada.

-En serio- me sonríe.

Yo le devuelvo la sonrisa, es la primera vez que sonrío en todo el día, ruego porque no sea mentira lo que me dice, papá habla.

-Si no podemos venir, ya avisaremos, siempre tendremos comunicación y hasta podrías ir tu a la casa los fines de semana si te parece.

Sería mejor ir para allá, a que ellos vengan.
Detiene el auto.

Al salir, me encuentro con un lugar grande y elegante, parece un castillo.

Tras nuestro auto llega otro, de él se baja un hombre con traje (parece un chófer o un guardaespaldas) y le abre la puerta de atrás a alguien.

Se baja lo que parece un niño pequeño, tiene una sudadera tan grande que no me permite ver su cara.

Una pregunta retumba en mi cabeza: ¿No viene con sus padres?

Mis padres me guían hacia mi habitación, en el dormitorio de chicos, ahí ya están mis pertenencias, según ellos.

Recorremos los grandes pasillos y todo el que pasa por nuestro lado nos mira con asombro, como siempre.

Si, como siempre...

Mi madre es una cirujana reconocida por todo el país y otros países también, mi padre es dueño de la empresa más importante de telecomunicaciones, prácticamente toda Alemania los conoce.

A parte, se dice que estamos en el top 10 de familias con más dinero en el pais.

Veo a todos lados, esperando ver al niño de sudadera negra que también parece ser nuevo como yo y hasta quizás esté en la misma habitación, no lo sé.

Pero no logro verlo.

Al llegar a mi habitación, mi madre recibe una llamada de emergencia.

Se despiden de mi rápido y se van, entro a la habitación más calmado que antes.

Es muy grande, hay cuatro camas Queen con su respectivo escritorio a un lado, al final de la habitación se ve abierto lo que parece ser un armario espacioso y al lado izquierdo está una puerta que supongo yo, es el baño.

Veo mis maletas y cajas al lado de una de las camas.

Tres chicos me observan, cada uno en su escritorio, al instante uno de ellos se levanta y viene hacia mi.

-Hola, tú debes ser Dominik, me llamo Brant y es un placer- tiene los ojos verdes y el cabello rubio, el suéter beige que trae me gusta.

-Hola, es un placer- respondo tomando la mano que me ofrece, él me toma desprevenido jalandome y pone su brazo al rededor de mi cuello para llevarme hacia los otros dos chicos.

-Ellos son, Armin- señala al chico de camisa roja que me saluda asintiendo con una sonrisa, tiene los ojos azules y el cabello rubio- y el serio de allá es Edwin- señala al otro chico de camisa blanca que saluda agitando su mano con expresión de seriedad total, tiene el cabello negro y los ojos oscuros como la noche- nosotros llegamos hace unos días, por lo que ya nos conocemos un poco.

Con la ayuda de los chicos, que me agradan al instante, arreglo mis cosas rápido y decidimos salir a caminar un poco, queremos conocer más las instalaciones.

Estamos caminando por lo que parece un parque, el internado es realmente grande.

Los cuatro vamos riendo por algo que dijo Brant, al mismo tiempo tomo fotos al cielo, la cámara que papá me regaló hace unos días toma muy buenas fotos.

Se ve realmente genial el cielo hoy, bajo el foco para tratar de capturar otro panorama del paisaje y mis ojos se enfocan en la misma sudadera negra que ví al llegar aquí.

Ya no tiene la capucha puesta y me sorprende ver que es una chica...

Está sentada en la fuente llorando, sola.
Su largo cabello rubio cenizo cae por los costados de su cara, sus ojos azules miran el cielo como preguntándose algo, yo quedo totalmente fascinado y tomo una foto.

Parece un ángel.

Bajo la cámara cuando Armin me dice algo, volteo unos segundos para responder y cuando vuelvo a mirar hacia donde estaba sentada, ya no está.

Miro hacia varios lugares y la veo, va caminando hacia el dormitorio de chicas, le tomo otra foto de espaldas.

Miro hacia varios lugares y la veo, va caminando hacia el dormitorio de chicas, le tomo otra foto de espaldas

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Fueron las dos primeras fotos, de miles...

Todos los días veo tu foto.Where stories live. Discover now