15 de noviembre.
Los últimos días he estado muy preocupado por Elba, está en esos días del mes y se siente muy mal.
Tiene mucho dolores y me dice que es la primera vez que le duele tanto, sé que no puedo hacer mucho para evitarlo, pero le he comprado sopa y té, investigué que es bueno.
Sé que lo caliente ayuda para esos dolores.
Camino por los pasillos después de mi última clase, voy a ir a buscar a Elba para ver si ha mejorado.
Entro al aula, hay algunos estudiantes y el profesor ya se fue, veo a Elba recostada del pupitre con los ojos cerrados.
Hoy es su cumpleaños y me duele verla así, traigo su regalo en la mochila, planeo entregárselo a ver si le sube un poco el ánimo.
Me agachó a su lado.
Regina y Adelaide me sonríen desde sus puestos.
Le beso la mejilla y ella abre un poco los ojos, está pálida.
Se endereza lentamente en su asiento y me sonríe con debilidad, no me gusta verla así de apagada.
Tiene ojeras y luce como si quisiera vomitar.
—¿Estas bien? ¿No se ha ido el dolor ni un poco?— pregunto y ella niega.
—No sé qué me pasa, me siento muy débil y hasta comenzó a dolerme la cabeza, no le he prestado atención a la mayoría de las clases— dice en voz baja.
—¿Y si vamos al lugar para recordar? Ahí estarás más tranquila— dice Regina.
—Si cariño, vamos— digo.
Elba se agarra a mi brazo y se levanta, la siento temblar, se nota lo débil que está y eso me preocupa a horrores.
—Creo que deberíamos ir a la enfermería o a emergencias, llevas más de tres días mal— dice Adelaide preocupada.
Noto que los estudiantes que quedan en el aula nos observan atentos, como para contar luego a los demás lo que vieron.
Elba va a hablar, pero de momento me mira a los ojos y veo como se le ponen en blanco mientras se desvanece en mis brazos.
La gente comienza a murmurar y Adelaide suelta un gritito de preocupación.
Levanto su cuerpo asustado y trato de despertarla, pero no reacciona.
Las chicas se quitan sus chaquetas moradas del uniforme y le cubren sus zonas íntimas.
En estos momentos tengo que tratar de tener la mente fría para ayudarla, no quiero echarme a llorar aquí por no saber lo que tiene mi novia.
Prácticamente corriendo, las chicas y yo vamos a mí auto, la gente nos mira raro, más que todo a Elba que es la que está inconsciente.
Adelaide se monta en la parte de atrás con ella y Regina se une al copiloto, yo enciendo el auto y piso el acelerador a todo lo que da.
Escucho hablar a Regina, creo que está hablando con el director, sé que es buen amigo de su familia.
Le está explicando que vamos a urgencias porque no creemos que puedan hacer mucho en la enfermería del internado.
Cuelga y vuelve a llamar, es la primera vez que la escucho tan alterada, además, está hablando mucho.
—Amor, Elba de desmayó, Dominik, Adelaide y yo la estamos llevando a urgencias — se queda callada un momento, escuchando mientras asiente, Armin seguro que está intentando calmarla— si, los esperamos allá.
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