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-Por cierto se me olvidó ofrecerles algo de tomar. - Mi padre abrió la puerta interrumpiéndonos.

Lo miramos.

-No gracias, así está bien. - Respondió Cheryl con una sonrisa.

-Vale, ¿y tú Toni? - Preguntó mi papá.

-No, gracias. - Le dije.

-Vale, ahora las veo. - Cerró la puerta.

-¿Sabes algo? Tú no te pareces mucho a tu papá.

-No, creo que no. - Reí tratando de ocultar el nerviosismo.

Me miró y se acercó nuevamente.

-Tu eres muy sexy. - Puso una mano en mi hombro y se acercó para besar mi cuello.

Estaba preguntándome si no iba a responder a mi pregunta, tal vez no quería. Esto me hacía sentir muy mal. ¿Y si no había esperado lo suficiente como para pedirle que fuese mi novia? ¿Y si me había adelantado mucho? Lo arruiné como siempre.

-Toni, Sofía no quiere que tenga novia, y tú sabes que no le agradas mucho. - Se alejó para decirme. Oh, seguramente era un no.

-P-Pero, ¿qué tiene que ver eso? - Pregunté con un hilo de voz.

-Ella no dejaría que tú y yo seamos novias, y no es que yo no quiera, porque tú me gustas y mucho, eres una chica muy especial, tierna y mucho más. Pero tengo miedo de que mi hermana haga algo como lo del auto de tu papá para asustarte y tener que terminar nuestra relación.

-¿Tu crees? - Pregunté.

-Estoy segura de eso. - Asintió. - Por eso mismo, tienes que hacerte amiga de mi hermana.

-¿Qué? No, sería imposible.

-Claro que no, Toni. Yo te voy a ayudar, ¿sí? Si lo logramos podremos ser novias sin ningún inconveniente. - Se acercó. - ¿Estás de acuerdo?

-Sí, claro. - Al menos no era del todo un rechazo.

Cheryl no me había dicho que no, eso me tranquilizaba un poco. Había una oportunidad de hacerla mi novia si su hermana y yo nos hacíamos amigas. Sabía que no iba a ser fácil, pero iba a intentarlo.

-¿Entonces no estás molesta? - Preguntó.

-No, no podrías estar molesta contigo Cher. Y mucho más si sé que si quieres ser mi novia, solo tenemos que esperar a que se solucionen las cosas con tu hermana. - Sonreí.

-Sí. - Sonrió. - Pero así no seamos novias, eres mía Toni. - Dijo sensualmente.

Su mano fue a mi cabello y lo acarició mientras se mordía el labio.

-¿Crees que tu papá vuelva a subir? - Preguntó.

-N-No, está muy concentrado viendo el partido, ¿por qué? - Pregunté nerviosa, Cheryl sonrió.

Miró para todos lados y se acercó a mí clóset, buscaba algo y cuando lo encontró volvió a mi.

-Vamos a jugar algo. - Levantó la mano mostrando una bufanda negra.

-¿Para qué es? - Pregunté.

-Voy a taparte los ojitos. - Susurró. - Y luego te enterarás de que voy a hacer. - Sonrió pícaramente.

-B-Bueno. - Tragué saliva, nunca podría negarme a nada.

Cheryl dio la vuelta, y me tapó los ojos con la bufanda, ahora no podía ver nada. Me impresionaba saber que ella siempre tenía algo en mente, era tan extremadamente candente todo lo que hacía.

-Ahora, voy a pedirte que no hables. - Susurró en mi oído, asentí. - Buena chica. - Dijo divertida.

Tragué saliva y me quedé ahí parada por unos largos segundos. No la sentía moverse, ni hablar, nada.

-¿Cheryl? - Pregunté.

-Shh. Te dije que no hablarás. - Susurró.

¿Qué carajos estaba haciendo entonces?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una de sus manos tocando uno de mis pechos sensualmente. Mi piel se erizó. Mientras la otra fue bajando lentamente. La sentí desabrochar mis jeans y bajarlos completamente. Temblé al sentir sus manos acariciando mis muslos.

Pasó la mano lentamente por mi intimidad, gemí. Esa misma mano subió por mis pechos hasta llegar a mi rostro y acariciar mis labios.

Comenzó a deshacerse de mi corta blusa, incluyendo mi brasier. De repente sentí sus labios chupar uno de mis pezones. Eso me sorprendió completamente, no me lo esperaba. El misterio y la duda alteraban mis sentidos de forma positiva, no sabía que haría después de esto.

-¿Me quieres? - Preguntó y me mordió. Gemí asintiendo. - Yo también te quiero.

Subió dejando un camino de besos, hasta llegar a mi cuello, pasó su cálida lengua por el.

Todos mis sentidos estaban alterados de una forma brutal, quería hacerlo todo ahora mismo, sentía ganas de tirarla a la cama y hacerla mía, escucharla gemir. Era algo que me alarmaba, porque jamás había tenido pensamientos tan extremadamente desenfrenados. Pero eso estaba consumiendo mi cuerpo, haciéndome sentir desesperada por tomar el control de la situación, y hacerlo todo a mi manera. En ese momento parecía haber perdido toda la timidez que me controlaba siempre que estaba con ella.

Sus besos por mi mandíbula hasta llegar a mis labios, para luego besarme desesperadamente. Sus manos abrazaron mi cuello, mientras ella succionaba mi labio inferior con sus suaves labios.

Mi mano derecha viajó hasta su muslo, subí hasta su trasero para tocarlo por debajo de la corta falda que llevaba en ese momento. Gimió contra mi boca pasando una de sus piernas por el medio de las mías y rozar mi centro.

Comenzamos a caminar en reversa. Sentí mis piernas chocar levemente contra la cama, lleve mis manos hacia su cintura y la voltee de modo que ella quedo contra la cama, quité rápidamente la bufanda de mis ojos y la tiré a un lado. Ella me miraba atenta.

La empujé levemente contra la cama, ella se apoyó en sus codos, mientras me miraba casi sorprendida. Gateé hasta ella, y la besé. Rodeó con sus piernas mi cintura y me apretó a ella, haciendo que pudiera sentir mi centro contra el de ella.

-Toni... - Gimió frotándose  contra mi cuerpo.

Sus manos bajaron por mi espalda metiendo su mano debajo de mis bragas y apretando mi trasero. Hundí mi cara en su cuello para besarlo.

Enamorada de mi vecina // Choni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora