Cómo siempre limpiaba las ventanas de su casa.
– Hola Sophia! – saludo Michelle – deseas acompañarme a cabalgar.
Sophia miro hacia adentró.
– No puedo, debo ayudarle a mi madre con la limpieza.
Tomo el balde de agua y entro a la casa, Michelle se quedó parada en la entrada mirando la oscura puerta cerrada.
– Algo ocurre – dijo preocupada, azuzo su yegua y salió rumbo al camino real.
Holden miro a su hermana, algo había sucedido con Sophia y su hermana.
– Que ocurre hija, por qué haz entrado a la casa y haz dejado de hacer tus labores?.
Sophia miro a su madre y sonrió con tristeza.
– Michelle ha venido por mí, quería cabalgar conmigo un rato.
Aurora miro a su hija, se acercó a ella y acarició su rostro.
– Todo es por tú bien.
Sophia asintío, sabía que debía guardar en lo profundo de su corazón lo que sentía.
– Pronto tu padre encontrará un buen esposo para ti, y podrás irte de aquí.
Sophia miro por la ventana, coloco su mano en el cristal al ver a Holden debajo del manzano observando la casa que ella habitaba con sus padre.
– Debo ir al pueblo, tengo días sin ir donde madame Constance.
Tomo su bolsa, sombrilla y mantilla y salió de la casa, Aurora suspiró y cerro los ojos con fuerza al saber que su hija amaba un imposible.
Sophia subió a la caleza, tiró de las riendas y salió de la propiedad.
Holden al ver que la joven salió corrió a las cuadrillas a pedir su semental.
Subió a éste, lo azuzo y cabalgó saliendo de Orange.
Al escuchar los cascos de los caballos la pelirroja miro hacía atrás, abrió los ojos grandes al darse cuenta que Holden la seguía.
– Deten la caleza!_ grito llegando al lado de esta.
– No mi lord, está usted loco!– Holden sonrió de lado.
– Si, loco por estar a tu lado.
– Por estar conmigo!, Si no me ha ido a visitar desde que llegó.
Grito molesta.
– Deten la caleza! – Sophia agitó más las riendas para que el caballo tomará ventaja y dejar atrás a Holden.
– Está loco si cree que me detendré en mitad del camino solo por él – se dijo así misma.
Azuzo dejando a Holden a una cabeza de distancia.
El lord azuzo su semental y al alcancarla la arrebazo cruzándose en el camino de la señorita Mcnoure.
– Está loco!– grito Iracunda al tener que detenerse abruptamente.
– Si – dijo él tirándose de su caballo – sabes porque no he ido a visitarte.
Sophia se alejo dándole la espalda, no quería oír lo que Holden estaba a punto de decir.
– No, no diga nada– se acercó y coloco un delgado dedo sobre los labios de Holden – Lo mejor es guardar silencio, el silencio es mejor que las palabras.
– No puedo callar más.
Sophia lo miro y nego.
– Pero a veces es mejor guardar lo que sentimos como un tesoro.
ČTEŠ
UNA HISTORIA DE AMOR...
Povídkytierno, dulce y especial era su amor. vivían cada instante como si fuera el último; anhelando un futuro que jamás llegaría.