IRREMEDIABLE

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Los días pasaban y John no mejoraba, las fiebres eran cada vez más altas, las erupciones y los quejidos de John eran insoportables, de solo escucharlo lloraba llena de tristeza y dolor por él, le dolía que estuviera sufriendo de aquella terrible enfermedad.

– Como está el señor?– le pregunto a Linet cuando está le llevo un jugo de naranja.

– Muy mal, tal vez no pase de esta noche, su cuerpo está completamente lleno de las erupciones– Sophia gemio, no quería que nada malo le sucediera.

– Debo verlo, debo hablar con él.

Linet la tomo por el brazo y nego.

– No puede, a usted le ha dado viruela?– Sophia nego.

– Jamás, nunca me ha dado esa enfermedad.

–  Si no le ha dado no puede acercarse al señor, sería muy peligroso para usted; además la señora Coppel me dice que está en el peor momento, ahora es más contagiosa la enfermedad.

Sophia suspiro y se sentó en el borde de su cama.

– Por favor, dale esto a la señora Coppel, que se lo haga llegar.

Se acercó a la mesa, tomo pluma y papel y escribió una pequeña misiva.

Pensando en ti de noche y día, no pierdas ni desmayes, a tu lado te tengo en mis pensamientos y pido al cielo por ti.

Sophia.

Sophia le entrego el papel a Linet, quien de inmediato lo llevo a ala señora Coppel.

– Por que usted si puedo ingresar, le dió la enfermedad?

– Si, de pequeña todos la sufrimos en casa.

– Mi señora le agradece le entregué la misiva al señor.

– Por supuesto, ya mismo se la entrego – Ingreso a la recamara dónde descansaba su patrón.

La señora Coppel se acercó a la cama y verificó que el señor Mortiner todavía respiraba.

Suspiró al ver que su piel estaba demasiado roja.

– Dios quiera su familia llegue pronto – susurro la mujer.

ARRIBA...

Sophia miraba por la ventana, pensaba en John quien estaba abajo luchando por su vida.

– Como se encuentra – se acercó a Linet quien había ingresado a la recamara.

– Lo mismo, no ha tenido mejoría alguna.

Sophia entrelazó sus manos, cerro los ojos y rogó que John superará aquella terrible enfermedad.

– Lo ama?– Inquirió Linet al verla tan angustiada por su esposo.

Sophia la miro y sonrió con pesar.

– Si te dijera que lo amo es mentir, pero he aprendido a quererlo, ha sido mucho paciente conmigo y no quiero que le suceda nada.

Linet asintio, rara vez una mujer se enamoraba de su esposo.

– Tranquila señora– apretó el antebrazo de Sophia – todo estará bien, perdóneme por lo que le dije hace rato, no soy presbítero para saber si una persona vivirá o morirá– con lágrimas en los ojos Sophia abrazo Linet.

UNA HISTORIA DE AMOR...حيث تعيش القصص. اكتشف الآن