NO TEMER A NADA.

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Sus partes dolían, no tenía ganas de salir de su cama.

–  Señora – era su doncella– él señor la espera en el comedor.

Sophia no respondió, seguía acurrucada.

La joven entro a la recamara, y camino hacia la ventana para abrirla y que ingresara el sol

–  Mi señora, está bien? – Sophia cerro los ojos.

– No, estoy muy cansada.

– El señor la espera en el comedor.

–  dígale que estoy enferma.

Linet, como se llamaba la doncella, miro a Sophia con preocupación.

– Como mandé mi señora.

Salió dejándola sola.

Rato después John ingreso a la recamara.

Al verlo rehuyo de él.

– No me toques, si anoche no te mate lo haré hoy!–  extrañado John la miró.

– Que te sucede, porque me hablas así? – Sophia sonrió sin humor.

–  Eres un maldito, me haz violado! – John se levantó de la cama y paso su mano por su cabello negro.

– Eso es mentira, yo no he podido hacer tal cosa –  Sophia hundió su cabeza entre sus piernas y lloró.

–  Largo, lárgate de mi recamara, te odio odio todo de tí!
–  tomo una porcelana que estaba en la mesa auxiliar se la lanzo a John quien se apartó rápidamente.

– Perdóname...

Dijo lleno de dolor antes de salir de la recamara, Sophia lloró amargamente.

Los días pasaban en medio de esa enorme casa silenciosa, John no encontraba el medio para resarcir el daño que le había causado a Sophia, ya no se encuchaba el dulce canto de su esposa mientras arreglaba las rosas en los floreros, no se escuchaba la melodía que ella entonaba  cuando tocaba en el piano, su sonrisa se había apagado completamente.

Tomo su copa e ingirió el ambarino y caliente trago.

Su vida se había convertido en un infierno, y era solo gracias a él.

WHARF MANSIÓN LONDINENSE DE LOS CONDES DE ASHFORD...

Grace miraba a sus gemelas dormir mientras bordaba paños para ellas.

Sonrió al ver cómo su nena llevaba su mano a la pequeña boca.

– Mi condesa –  se acercó Holden a Grace y miro a su niñas las cuales dormían en la cuna – debo partir deprisa a Sussex, me han llegado rumores que los arrendatarios y sirvientes están enfermos.

Grace miro a su esposo y su corazón se agito en su pecho.

–  No puedes, y si es una epidemia! – Holden beso la frente de Grace y nego.

– Me cuidaré, si es una epidemia no podré volver a tu lado tan pronto.

Grace tembló, temía que su esposo contrajera lo que estuviera afectando a las personas en la casa solariega del Sussex.

Salió al pasillo y tomando por la manga de la camisa a Holden lo abrazo con todas sus fuerzas.

– Regresa a mí – pidió en un susurró.

–  Regresaré, eso tenlo por seguro –  Holden beso la frente de su mujer y salió, en realidad corría hacia el peligro; prefería morir en vez de seguir en ese infierno.

UNA HISTORIA DE AMOR...Onde as histórias ganham vida. Descobre agora