NO ES UN ADIOS..

622 109 2
                                    

Los días siguientes con ayuda de Michelle se encontraban, cabalgaban y en la noche nadaban en el río.

Sophia sentía que estaba en una nube.

– Nos estamos arriesgando demasido– le había dicho a Holden .

Este sentado detrás suyo la abrazaba.

– No, nadie sabe que nos vemos aquí.

Suspiró.

– Eso esperó, porque si nos descubren estamos perdidos.

– No temas, aún tenemos un mes para estar juntos.

– Si, pero me muero de nervios cada vez que salgo de mi casa para verte.

– Sophia, nada sucederá.

EN LA MANSIÓN.

– Holden me  ha dicho que renunció a Sophia, pero no le creo nada. Está muy feliz!– el conde la miro.

– Que quieres que se emborrache, que este amargado, ha distraído su mente en el campo.

– Eso es lo que temo, en el campo hay mucho lugares donde él y Sophia pueden encontrarse sin ser descubiertos.

El conde suspiro.

– Sabes que haremos– Amalia lo miro con interés.

–Que harás.

– Lo mandare a vigilar, y si ese niño se está burlando de nosotros se arrepentirá.

Amalia asintío, quería quitarse esa sosobra que la atormentaba.

– Está bien– dijo tomando el dije de su cadena.

El conde mando a Miguel al pueblo a buscar a su sobrino de él.

– Que venga hoy mismo.

– Como mandé mi lord, mi sobrino vendrá hoy mismo.

Pocas horas después el joven estaba ante el conde de Ashford.

– Dígame mi lord, para que me necesita.

Pedro miro al joven.

– Quiero que sigas a mi hijo mayor. Es él, señalo la pintura que estaba sobre la chimenea. El de los ojos azules.

– Debes informarme con quién se ve, que hace, todo.

– Como mande mi lord.

– Ahora mismo está en las caballerizas, no dejes que te vea. Síguelo con prudencia.

– Eso mismo haré.

Miguel y su sobrino salieron del estudio, se dirigieron a las caballerizas, allí estaba Holden cepillando su semental.

Santiago estaba a pocos metros, pero con su rostro gacho.

– Iré a dar mi recorrido habitual.

– Como diga mi lord. Tomo las riendas del semental mientras Holden subía.

Azuzo el animal y salió de las caballerizas.

– Ve hijo, se fue el patrón, pero ya sabes. A una distancia prudente, que no te vea.

– Como mande tío.

– Puedes disponer de ese caballo, es muy  silencioso.

Santiago subió al caballo y siguió a Holden

Lo siguió hasta las casas de los arrendatarios, al huerto, al lago. Pero Holden en ninguna de esas veces hizo algo indebido.

– Nada tío, solo se dedicó a recorrer la propiedad.

UNA HISTORIA DE AMOR...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora