DISPUESTO A TODO...

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Los días pasaban y no se atrevía a volver a Regency, la miraba seca de Sophia le seguía taladrando el alma.

– Holden– bufo molestó al escuchar la chillona voz de Grace – Querido – Holden abrió la puerta y miro con cara de pocos amigos a su esposa.

– Deseas algo?– dijo saliendo del estudió.

Grace lo miro y la sonrisa que tenía pintada en sus labios se había borrado.

– Quería saber si deseabas dar un paseo por el jardín– Holden fastidiado paso una mano por su negro cabello.

– No, la verdad estoy muy ocupado, de hecho voy de salida.

Cerro con llave la puerta del estudio y salió de la mansión, Grace corrió rápido detrás de Holden pero no lo alcanzó.

– Ya se va con ella– dijo estrujando su vestido.

El conde pidió su semental y salió de la mansión, era temprano por lo que no había gente en las calles.

Llegó ante la propiedad que Sophia ocupaba con sus padres.

Se bajó de su semental y lo hato a un árbol, se recostó a este y se quedó mirando la fachada de la casa un largo rato.

Sophia se había levantado al escuchar el relincho del caballo, con cuidado bajo de la alta cama y camino hacía la ventana que daba a la calle.

Sintió tristeza al ver que Holden todas las mañanas se sentaba frente a la casa y observaba hacia su ventana.

– Señora Coppel, puede decirle al conde que entre  a la casa y yo le sirve un poco de té.

La señora Coppel asintío, y saliendo de la casa invito al conde a entrar a está.

Le sirvieron café y un desayuno, Holden miraba escaleras arriba, deseando que Sophia bajara con su hijo en brazos, anhelaba verla ella y conocer al pequeño.

– Sabemos que todas las mañanas se sienta en la acera de en frente, si no quiere que la gente comience a hablar mal de mi hija no se quede allí, mejor ingrese al caballo al jardín y entre a tomar un poco de café.

Más que feliz Holden asintio, el primer paso ya estaba dado.

Sin necesidad de otra invitación a la mañana siguiente llegó a primera hora y como le había dicho Damián hizo, impaciente anhleba ver a Sophia descender por aquellas escaleras que permanecian oscuras y solitarias.

Una semana visitando la casa y nada que Sophia bajaba a la primera planta, miraba una y otra vez las escaleras.

Damian elevó una ceja y miro a su esposa, está asintío.

– Mi lord, estamos muy agradecidos por toda la ayuda que nos ha brindado, pero no quiero ser grosero– Holden apartó su mirada de las escalinatas y miro al hombre frente a él.

– Señor Mcnoure...

– No, noe interrumpa, deje que termine con lo quedó decirle– suspiro profundo y como ando su taza de café en el plato de porcelana miro a Holden – no puede seguir visitando a mi hija, ella no desea verlo, tiene un hijo y debe cuidar de él. Holden asintio, sabía que Damián tenía razón, pero el tener un hijo no quitaba que ellos al fin podían vivir su amor a plenitud.

– Deseo escucharlo de labios de Sophia– dijo mirando a los ojos a su empleado.

Damian negó y sonrió.

– No le haga daño, la pobre ha sufrido demasiado por nuestra culpa, no cree que merece vivir en paz.

Holden miro a Aurora quien mantenía sus manos en los hombros de su marido.

UNA HISTORIA DE AMOR...Where stories live. Discover now