DEL PARAÍSO AL INFIERNO...

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Amalia llegó a la mansión, Grace aguardaba en la sala de bordado.

Al ver que su suegra llegaba a la mansión se levantó y corrió a ella.

– Dígame algo alentador – pidió con ojos cristizados.

Amalia acarició la rosada mejilla de Grace.

– El pequeño que escuchaste no es hijo de Holden – Grace sintió que su pecho exploraría de tanta emoción.

– Gracias al cielo no ha hechado semilla dentro de ella– Grace suspiro audiblemente – que ocurre?– Inquirió Grace al ver la cara de su suegra.

– Van hija, hablemos dentro– la condujo hasta la sala del té.

– Dígame, que ocurre?– Amalia cerro los ojos y suspiro profundo.

– El niño no es de Holden, es de su difunto esposo.

– Y ...

La mirada de Amalia era una mezcla entre tristeza y dolor.

– Pero... Ella está de encargó– Grace sintió como algo caliente subía desde la planta de sus pies hasta su cabeza.

– No puede ser!– dijo levantandose de su lugar– es mentira, verdad?– Amalia negó.

– No hija, Sophia está embarazada de Holden.

Grace lloró, su vida se había derrumbado, empuñó sus manos clavando sus uñas en sus palmas.

– Debes ser fuerte.

– No, llevo años tratando de ganar el corazón del conde, la sombra de esa mujer era más fuerte que mi presencia, pero ahora ella está materializada ante el, y para colmo está esperando un bastardo– Amalia atrajo a Grace hacia ella y la abrazo, la condesa lloró su desdicha en el pecho de su suegra.

– Esa critaura no tiene la culpa de nada– Grace negó.

– Si la tiene, si nace Holden amará a ese bastardo más que a mis hijos– lloró con mayor intensidad.

– Es un ángelito.

Grace elevó su mirada la cual había perdido toda calidez.

– Ojalá todo fuera diferente.

Susurro.

– Grace, no eres mala mujer, haz sido una excelente esposa y madre ejemplar. No dejes que tu corazón pierda esa calidez.

– De que me ha servido ser tan buena, si su hijo jamás ha valorado todo el amor que le he demostrado.

Gimió, le dolía cada parte de sus
ser.

– No creo poder resistir esto– se alejo de Amalia quien observó como su yerna se alejaba de la sala.

– Oh mi Dios, estoy pagando con creces mis decisiones pasadas. Pobre Grace no merece sufrir por  el amor que sienten Sophia y Holden.

Holden encerrado en su estudio como era costumbre revisaba cuentas, prefería estar allí que tener que verle la cara a su mujer y ahora a su madre. La cual parecía estar del lado de Grace.

Suspiró recostando su cabeza en el alto sillón.

– Saldrás esta noche?– Inquirió Amalia ingresando al estudio.

Holden la miro entrecerrando los ojos.

– Si– dijo en tono serio– visitaré a mi mujer.

Amalia suspiro.

– Ti mujer está arriba cuidando de tus hijos– Holden negó.

– Sabes que jamás la he visto como tal, ustedes me obligaron a atarme a ella, jamás la he visto como mi esposa, solo es una atadura que ustedes me impusieron.

UNA HISTORIA DE AMOR...Where stories live. Discover now