Sostenía a su hijo entre sus brazos, dispuesta a salir de Orange y nunca más regrese a Ashburg, lo haría si era necesario para mantener al pequeño a su lado.
Miro por última vez la casa en la que había vivido durante muchos años.
– Vamos mi amor, todo estará bien– tomo a John de los brazos de Sophia para que está subiera al carruaje.
– Espero todo salga bien– dijo antes de subir.
En medio de la noche el carruaje emprendo su largo viaje rumbo a Londres.
La oscuridad de la noche los envolvía en un manto negro, iluminaban su camino solo con los faroles del carruaje.
– Tranquila, todo saldrá bien– dijo Aurora abrazándola.
– Es lo que más quiero.
El carruaje se movía en medio de la noche, John dormía plácidamente en sus brazos, Aurora a su lado y Demian frente a ellas.
– Creo que cuando los Mortimer se enteren de mi traslado a Londres irán tras de mí, madre, no quiero que me aparten de mi hijo.
Aurora apretó la mano de Sophia sin decir nada.
Viajaron toda la noche al amanecer llegaron a una posada, dónde descansarían durante el día.
ASHBURG, MORTIMER HOUSE...
Anelice miraba a su marido quien había golpeado su escritorio.
– Maldita, como se ocurre llevar a mi nieto, él no puede crecer a su lado, el debe crecer en esta. Su casa.
Anelice con su mirada dura miro al lacayo quien había sido portador de malas noticias.
– No mando a golpear a este animal porque no es permitido. Busca a mi nieto y tráelo a casa– le dijo a su marido quien estaba iracundo.
– No debes decirme nada, se muy bien que mi hijo debe estar aquí.
Anelice miró a su marido quien respiraba enojado.
El lacayo miro a los Mortimer, si tío miedo de sus amos. Puesto que se comportaban de manera extraña.
LONDRES, REGENCY.
Holden esperaba impaciente que su amada Sophia arriba a la casa que él había conseguido para ella y sus padres.
El carruaje aparco frente a la casa, Sophia abrió los ojos como plato al ver que Holden estaba parado en la puerta principal.
–Madre, que ocurre– Inquirió al ver que su padre hablaba con Holden.
– Tu padre le ha pedido ayuda al conde – Sophia suspiro profundo, sabía que estar allí era un peligro – perdona hija, pero estábamos desesperados, no sabíamos a quien más recurrir.
Sophia suspiro y asintío.
– Agradezco que se preocupen tanto, pero debieron comunicarme que el conde sería mi protector.
– Si no quieres estar aquí podemos buscar otra casa y arrendarla.
Sophia negó, sabía que salir a buscar otro lugar a esa hora era imposible.
– Está bien, me quedaré aquí. Siempre me meten en problemas – le dió l niño para poder descender del carruaje.
– Con cuidado señora – le dijo el señor Cox, quien le había brindado la mano para que bajara.
– Gracias señor Cox, es muy amable.
Holden sintió que su respiración se cortaba al ver a Sophia frente a la entrada principal.
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UNA HISTORIA DE AMOR...
Short Storytierno, dulce y especial era su amor. vivían cada instante como si fuera el último; anhelando un futuro que jamás llegaría.