Capitulo 4: un invitado demasiado inoportuno

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Era realmente relajante, estar tirada sobre el verde césped aun lado del pequeño arrollo, escuchar el rio correr entre las rocas y sentir el viento golpear su rostro mientas jugaba con su corto cabello, lástima que las pisadas de alguien detuvieron el sonido de los pájaros.

–No te imaginas el rumor que se esparció por la corte, el problema que tenemos ahora es debido a ti

Lentamente enfoco su vista hacia unas pantuflas que reconocía, frunciendo su ceño, lentamente fue girando su cabeza poniendo sus manos sobre el final de la cama para evitar caerse, ya no estaba en ese hermoso lugar y eso la molestaba, lentamente subió su mirada hacia aquella mujer con su piyama puesto y su clásica expresión de pocos amigos.

–¿Cuántas veces te tengo que repetir?– ¿ahora de que hablaba? –Que si te molestan, lo lógico es que te defiendas, pero no de esa forma

–¿mama?

Nelaria levanto un poco más su cabeza, detrás de la tercera reina justo afuera de la entrada de su cuarto estaban los guardias que Ar mando a que custodien su puerta totalmente desmallados en el suelo, mientras que su padrastro miraba preocupado a los lados, por si alguien venia.

–¿Qué haces aquí? Sabes que el abuelo me castigo

Solo por amenazar a uno de los príncipes con sus poderes, los pocos que tenía, Nelaria recibió el pequeño castigo para quedarse en su cuarto a meditar sobre su error mientras que su puerta era custodiada para que no interrumpan su meditación, mejor dicho sueño, solo Ar creería que ella se arrepentiría de lo que había hecho.

–ya no eres una niña princesa– Nelaria rodo sus ojos como respuesta, sabia la reprendida sin razón

–tengo cosas que hacer alteza– soltó está levantándose del suelo mientras interrumpía a la reina –si no tienes más que decirme, debes irte

–¿esperas a alguien?

–en teoría...

–¡en teoría eres!...

–¡cariño!– le interrumpió ahora su propio esposo –es tarde, ¿Por qué no terminan de hablar mañana? O cuando Nelaria ya no este castigada

La reina frunció su ceño, las cosas las resolvería ahora, aunque las señas que el hombre le hacía a su mujer interrumpían cada vez que quería hablar, no fue hasta que se escucharon unos cuantas voces de más guardias subiendo por las escaleras que el príncipe consorte se disculpó con la princesa al entrar al cuarto, tomo la muñeca de su esposa, pero antes de irse Evelyn hablo.

–te aconsejo que si ya no tienes apariciones públicas te encierres en tu cuarto hasta que volvamos a Verano– fue lo último que le dijo

Tomando la mano de su esposo se marcharon casi corriendo por uno de los pasillos mientras que la princesa los vio irse, con un solo movimiento de su mano en el aire hizo aparecer su flauta, tocando tan solo unos acordes, los que había aprendido del libro que venía con la flauta, logro que esos guardias se levantaran y volvieran a su lugar aun estando dormidos.

–solo ella sabe que volveré a su región– soltó cerrando de un portazo aquella puerta

–¿peleaste otra vez con tu madre?– esa voz hizo que se asustara pero que rápido pusiera una sonrisa

Un joven mayor a la princesa estaba sentado demasiado cómodo en la cama rodeado de regalos, su cabello plateado mediantemente largo, su ropa siciliana, resaltando sus ojos claros junto sus pecas blancas, al verlo levantar los brazos, la princesa hizo desaparecer la flauta para correr hasta él y esconderse en aquellos brazos que siempre la reconfortaban cada vez que podían.

My Sky | La Leyenda del Guardian y La Estrella | 1° Saga HerederosWhere stories live. Discover now