Tras un trato que prometía proteger a dos reinos, y una vida que esconder, Ar acepto a un extraño en su tierra, contando los días para que se marchara con lo que quería, pero subestimo al destino, creyó que al mantenerlo vigilado con su mejor arma l...
Lentamente sus dedos se adhirieron a ese pequeño broche, que lentamente subía cerrando la cremallera del vestido, cubriendo las marcas de que lo eran heridas pasadas hechas por un látigo y que solamente él podía verlas.
–Espectro...yo...– pero no pudo pronunciar más, la mano de la joven se apoyó sobre la de él, compartiendo mutuamente el sentimiento
Eran cálidas y por primera vez tocaban su piel, por primera vez un sonrojo paso por sus mejillas mientras sus ojos se cristalizaban, era hermoso, ese sentimiento que sentía era hermoso y deseaba que ese hombre jamás se fuera lejos de ella.
–no te lamentes, hoy es nuestra graduación, Príncipe Nau– susurro volteándolo a ver –estas hermoso– menciono mientras subía una de sus manos hacia el rostro del joven –que hermosa mi estrella
Esos ojos de nostalgia jamás dejaron de verlo, aunque Nau quería que dejaran de verlo, aunque quería que ella lo odie por lo que él le hizo, ella en vez de hacerlo, lo acepto, lo perdono y lo ama por la persona que ahora es, no por lo que cuando ni siquiera se conocían.
–vamos ya, Ar me regañara si llego tarde– dijo apartándose para tomar sus guantes mientras Nau tomaba los abrigos
–lo has estado evitando por dos semanas, ¿piensas que esta noche será igual?– menciono colocándole un chal sobre sus hombros, viendo como ella negaba –¿Qué planeas?
–absolutamente nada, Ar no me provocara mientras estés y yo hoy no me pienso apartar de tu lado– susurro lo último estirándose hasta la altura de su oído –estás acostumbrado a estar rodeado de hombres, y hoy habrá muchas chicas, no pienso arriesgarme– bromeo sin mostrar sus celos
–¿acaso la heredera siente celos?
–aunque no te haya besado aun, esos labios tienen marcado mi nombre– soltó antes de giñarle
Nelaria volvió a ser lo imposible, volvió a sonrojar a Nau, quien no evitaba morder sus labios, tentando más y más a la joven, quien había perdido toda decencia frente a él.
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Como debía ser, Ar se había encargado de todos los preparativos de la ceremonia, la cual estaría en la mira de los reporteros, ya que la generación que se recibiría había salvado a su reino, o eso decían las malas lenguas.
En fin, luego de la ceremonia, la cual estuvo durante mas horas de lo planeado, la fiesta se llevó a cabo a unas cuadras de allí, dentro del predio de la Academia, donde todos los siglos hacían la típica fiesta, salvo que este año, al graduarse dos príncipes con un nombre bastante sonado por el pueblo, lograron hacer varios cambios.
Por primera vez, los graduados no estaban obligados a llevar a sus familias a la fiesta y estaban en toda la libertad de invitar a sus parejas si es que así lo querían, también redujeron a personas pertenecientes a la corte y, extender el horario para que así todos pudieran ver el amanecer.
