Capitulo 25

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Solo podía escuchar el latido de mi corazón. Sentía mi espalda arder ante cierto suelo rasposo. Aquella criatura, me llevaba arrastrando mientras que su cola estaba siendo enrollada alrededor de mis tobillos, llevándome a quien sabe donde. Aun mantenía la forma del cuerpo de Guillermo, pero tratándose de él, le daría repugnancia el tener que ser convertido en un reptil como ese. Y eso me daba a entender que si el tiene la forma de Guillermo; o lo tiene capturado o... Tal vez mi mente lo proyecto para tenderme una trampa.

Zoe tenia razón, esta montaña esta llena de engaños.

Mi cuerpo estaba completamente paralizado. No sentía ninguna de mis extremidades. Mis párpados pesaban pero rehusaba a quedarme dormida hacia donde sea que me llevaba. Luche contra esa pesadez y por mi gran idiotez, aquel animal paro y volteo a verme.

-Ts... Deberías estar dormida, pequeña-hablo con la voz de Guillermo, pero su timbre de voz estaba siendo algo distorsionada por la acidez de su fluidos salivales. Su cola comenzó a subir por mis piernas hasta llegar a mi cintura y a apretarme con fuerza. Mi estomago se comprimió y cerré los ojos al reflejo.

-Agh-trague saliva. Con la fuerza de su cola me levanto y a la vez me acerco a él, quedando a centímetros de su rostro. Su tez ahora era mas verde y sus ojos seguían con esa extraña forma.

-Duerme... Y no sentirás nada. Pero de algo estoy seguro-acerco un dedo a mi cuello y de este, hizo un corte, para luego limpiar a las gotas de sangre pasando su lengua por ellas-tu no escaparas de mí-esboza una sonrisa malévola haciendo que la comisura de sus ojos se arrugaran al igual que sus mejillas. Sus ojos miraban fijamente los míos y darme así, un intenso dolor de cabeza.

Abrí lentamente los ojos y aspire el dulce olor a canela que provenía de mi vela aromatizante. Sentí contra mis dedos la suavidad de las sabanas y al darme cuenta en donde estaba, me senté de golpe, causándome un leve mareo. Lleve mi mano hasta mi frente y mis dedos alcanzaron a tocar un poco el extremo de mi cuero cabelludo.

¿Porque estaba aquí?

Me senté en la orilla de la cama y sentí la peluda alfombra acariciar mis pies, dándome un leve cosquilleo en ellos.

-¡Mentira, mi hija está a salvo!.

Di un pequeño salto al escuchar aquel grito de mi padre.

La pesadilla...

Corrí hacia la habitación donde se encontraba mi madre y sin previo aviso, entre.

-¿Eso crees?-sonrió malicioso-mi hijo se encargo de ella.

Camine hacia aquella persona que se encontraba frente a mi padre, pero esto estaba volviendo a pasar, estaba siendo de nuevo un maldito fantasma que inútilmente trataba de luchar, haciendo que todo fuera en vano.

Extendió su mano y de ella, una nube gris comenzó a formarse sobre ella, para que en su interior, comenzara a brillar, mostrando imágenes algo borrosas, para luego detenerse un poco y proseguir un poco mas lento.

Ahí estaba Guillermo, pero no era el Guillermo que yo conocía. Estaba con esa imagen malévola que siempre me estaba atormentando y haciéndome alucinar. Su cabello estaba aplastado por causa de la fuerte lluvia, mientras que de su cuerpo resbalaban gotitas de agua. Estaba mirando hacia abajo, con un gesto inexpresivo. Volteo lentamente hacia un costado y cerro los ojos con ímpetu. La visión comenzó a bajar y en su mano sostenía una daga de plata con la incrustación de su símbolo--Yang--en la empuñadura. La dejo caer hacia el suelo--que por ahora se encontraba hecho lodo--y susurro algo completamente inaudible por causa del sonido que omitían los rayos.

Elementos diferentes, sentimientos iguales (Willyrex y tu)Where stories live. Discover now