Capitulo 33

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Nicolas cabalgaba a toda velocidad sobre su yegua, no había alguna otra cosa en su mente mas que en una sola cosa: solucionar todo.

Llevaba un par de horas de viaje, el lugar en donde se encontraban los portales para entrar a los diferentes reinos. Tenía consigo la herramienta mas importante, dentro de una fina caja de madera, bastante fina, pero muy fuerte.

Faltaban dos días para que todo lo que el joven mago había previsto, se hiciera realidad, ese terrible infierno, con la muerte reinando en él.

Nunca antes, en la historia de aquellos dos reinos había ocurrido. Obviamente tenían cierta rivalidad por bastantes años, pero antes de que los reyes casi estuvieran a punto de armar una guerra por el poder, eran los que mas prosperidad proyectaban; se apoyaban entre si, eran los reinos con mas mando pero lamentablemente, la osadía del rey de fuego había arruinado todo, por querer ser alguien tan supremo, alguien muy poderoso ¡hasta la idea de ser el rey de todo el mundo pasó por su cabeza! Y quien tuvo la valentía de evitar que todo aquello pasara fue el rey del reino de hielo. Fue... Un poco mas compasivo y reflexivo en el asunto del poder, porque sabía las consecuencias que traería en un futuro.

El rey de fuego hizo un trato, con el mayor de los demonios anteriormente mencionados. Quería ser el mejor, el rey supremo con inmortalidad y muchísimo poder, cómo nunca antes en la historia de los cuatro reinos haya habido. Era todo lo contrario a su hijo; único, y próximo heredero, y como sabía que Guillermo sería quien tomaría el mando tiempo después, quería evitarlo y quedarse con el poder, porque pensaba que era lo suficientemente idiota como para mandar un pueblo entero él solo.

Ese trato se planeo como el quería, y funciono, por desgracia.

Ese plan constituía en 4 simples pasos: poseer a su hijo, ir con la hija de uno sus mayores enemigos, seguirla hasta su castillo y por ultimo y mas importante; matar a Andrés, el rey de hielo.

El rey de fuego --Hared-- sabía que su hijo tenia una fuerte amistad con la princesa de hielo, pues lo ha estado observado gracias a los poderes de Eregon que sin ningun problema, le brindo. Por otra parte, Eregon obtuvo la confianza del rey, lo cual eso significaba que estaba haciendo su trabajo de maravilla, tal cual como el planeo. Pues aquel hombre era tan iluso que le daría su confianza en un dos por tres.

Que estúpido si llego a creer que Eregon se iría con la décima parte del poder como le había prometido. Él sería quien acabaría con cada uno de los clanes.

"Pobre inepto" pensaba Eregon.

Y vaya que lo era.

Hared y Eregon observaban tranquilos la burbuja que reflejaba como estaba siendo actuando el Guillermo a quien había creado, pues era la maldad que poseía por dentro, incluyendo la maldad que Eregon poseía en las cuales estaban fusionadas para crear un ser tan malvado como Eregon, ya que la oscuridad que Guillermo llevaba no era suficiente. Necesitaba aun más.

--Estoy algo decepcionado--la gruesa voz de Eregon saco de sus ideas a Hared quien estaba concentrado en las acciones que "su hijo" hacía y decía--Si tu muchacho hubiera accedido a hacer su trabajo sin tener que gastar nuestros poderes torturándolo, nos hubiera sido un peso menos--de un suspiro pesado, Hared levanta la vista con una mirada simple e hipócrita.

--Mi hijo resulto ser lo que menos esperaba ¿qué pensabas? ¿Qué le daría mi lugar en el trono? Aun no tienes las agallas suficientes. Solo es un desperdicio como cualquier otro, luego me encargaría de cómo deshacerme de él.

Eso era lo que pensaba de Guillermo. Su único hijo, su único retoño. Pero ese gran hueco en su corazón le llevaba a pensar de esa manera, tan vacío como sus pensamientos y tan oscuro como su amor. No quería aceptar que aun, aun tenía ese pequeño aprecio hacía su hijo, y vaya que lo estaba demostrando de maravilla.

Elementos diferentes, sentimientos iguales (Willyrex y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora