Capitulo 26 (segunda parte)

704 53 4
                                    


______

La noche comenzaba a caer. Sentía mi energía demasiada baja. Me sentía mucho mas extraña de lo normal. Triste. Y en un instante mi mal humor me había dominado. Guillermo había notado mi cambio radical de humor, y mas de una vez me había pregunto si estaba en "nuestros días". Sus bromas sobre ese tema estaban comenzando a irritarme. Aunque por otro lado, era gracioso.

Estaba en un estado extraño de bipolaridad.

Decidí entonces en tomar un ligero baño. Necesitaba aclarar mis ideas.

-¿Segura que no quieres que te acompañe?-pregunto tomando entre sus manos mis caderas, apegándome mas a su torso duro con su frente recargada en la mía.

-Segura. Necesito relajarme y remojar un poco mis ideas-me miro divertido.

-¿Remojar tus ideas? Que dramático suena-sonrió para luego repartir varios besos en mi rostro, sintiendo muchas cosquillas y estremecimientos.

-Es tu culpa volverme dramática, corazón-lleve mi dedo indice hasta la punta de su nariz y empuje-volveré en un rato-le di un ultimo beso y me separe de él. Para luego tomar mi mochila e irme.

-¡Cuidate!-escuche a lo lejos.

Camine entre los arboles del bosque. El clima era mas sofocante y el olor a hierbas no era del todo muy bueno. Estaba ansiosa por llegar al lago y refrescarme un poco. Por lo tanto, apresure el paso.

Al llegar, camine hasta la orilla del lago. Deje mi mochila detrás de una gran piedra y comencé a despojarme de mi vestimenta. Prenda por prenda. Avance unos pasos, sintiendo como mis pies se humedecían conforme mas me adentraba al agua. La luz de la luna era tenue, ya que algunas nubes se atravesaban delante de ella y eso impedía una imagen clara de ella.

Recorría mis manos por todo mi cuerpo, enjuagaba de vez en cuando mi cabello y lo removía constantemente.

Recordé varios de nuestros primeros encuentros entre Guillermo y yo. Como por ejemplo; cuando peleábamos por cualquier tontería, aunque de vez en cuando lo seguimos haciendo pero ahora terminamos entre acaricias y besos en vez de mas pelea. Todo normal. Pero nuestras discusiones anteriores eran Uff... como una batalla epica entre perro y gato.

Irónico ¿no?.

Hasta algunas veces nos agarrábamos a verdaderas peleas, lanzando mordidas y rasguñándonos sin piedad. Debía admitir que era divertido, pero salíamos demasiado doloridos como para continuar haciendolo.

Y tambien recordé, cuando estábamos atrapados en aquel bosque tenebroso que no había nada mas que arboles, oscuridad y niebla. Mientras estábamos dentro de la cabaña, yo estaba acostada en la cama, intentando dormir hasta que oí varios ruidos insoportables. Y el causante, el muy torpe desde ese entonces--aunque sin exagerar--Era Guillermo quien estaba tratando de quitarse los zapatos. Yo lo seguí observando despreocupada, hasta que el comenzó a deslizarse su camisa por todo su torso y brazos para quedar libre de ella.

Recuerdo cada detalle de su torso. Estaba en muy buen estado, con algunas quemaduras sobre este y una que otra cicatriz cualquiera. Pero que seguramente fueron causadas por alguna de sus miles de sus encuentros en el combate.

Su espalda era ancha, sus músculos se tensaban al movimiento de ellos. Hasta tenia el cuerpo perlado por el sudor, enfatizando mejor su masculinidad. Su cabello estaba desordenado y algo oscuro por causa de la humedad y sus brazos... sus fuertes brazos se marcaban al flexionarce. Yo en cambio seguía mirándolo porque me era inevitable hacerlo. Era la imagen mas irresistible que había visto de él. Y sin duda recuerdo el mas mínimo de los detalles.

Elementos diferentes, sentimientos iguales (Willyrex y tu)Where stories live. Discover now