Capítulo 22

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     Ayer fue un día catastrófico. Los padres de Lola son peores de lo que imaginé. Pensé que quizá Lola exageraba, pero no fue así. Disimulé bastante bien y la tarde después del encuentro con sus padres fue agradable. Paseamos por Sevilla, vimos algunos de los monumentos más importantes y después cenamos en un crucero por el Guadalquivir. La ciudad es preciosa, el crucero fue precioso. Cenamos y bailamos a la luz de las farolas del río. Llegamos algo tarde al hotel y destrozados. Sobre todo Lola, que lo pasó bastante mal.

— Madre mía. Fue un error presentarte a mis padres. Debería mantener esa puerta cerrada para siempre. Y que mi pasado y mi presente no colisionen — me dice cuando nos estamos desvistiendo.

— Lola, mi niña...

— Me gusta cuando me dices mi niña — Lola se abraza a mí. Le beso la cabeza

— Pues te llamaré mi niña siempre entonces. Relájate. Tu padre me ha parecido buena persona. No lo he conocido bien, pero es agradable.

— Mi madre es horrible. — se tapa la cara con las manos y se sienta en la cama. Me siento a su lado y le acaricio la espalda en señal de apoyo.

— Bueno tu madre es... — Lola me mira impaciente — bueno, es... tu madre. No sé qué decirte Lola. — Lola se ríe.

— Al menos eres sincero.

— Jamás te mentiría mi niña.

— Te quiero Javi.

— Y yo a ti.

Poco después nos quedamos dormidos. Hoy por fin es nochebuena, lo peor del viaje ya lo hemos pasado. Que era lo de sus padres. Ahora me espera un día sorpresa. Lola me ha dicho que tiene todo el día planeado. Ahora está en el baño arreglándose. Dice que primero iremos al spa del hotel. Hay un circuito termal y luego nos darán un masaje. Quiere eliminar las tensiones del día de ayer. Y yo estoy de acuerdo. Necesitamos relajarnos un poquito.

En el spa somos capaces de relajarnos, hacemos un circuito termal completo. Aguas frías, calientes, termas, sauna, baño turco, duchas aromáticas y jacuzzi. Hemos estado dos horas por lo menos. Lo mejor ha sido el jacuzzi, donde Lola se ha venido arriba y hemos subido la temperatura del agua muchos grados más de la cuenta. Lola me hace perder la cabeza todo el rato. Le da igual si la gente la ve, o si la gente la oye. Solo quiere experimentar y vivir la vida. Como ella dice son dos días. Al principio me costaba mucho ver la vida a su manera y me tensaban algunas de sus locuras. Pero ha acabado por contagiarme esa alegría que siempre tiene. Y ahora más que nunca valoro sus risas, sus locuras, porque sé que no ha tenido una infancia feliz, no ha conocido los valores familiares apropiados y sin embargo es capaz de diferenciar lo bueno de lo malo. Y ha sabido incrustarse en mi familia. Si ahora mismo Lola y yo nos separásemos no solo sufriríamos nosotros. Si no toda mi familia. Y Lola no solo me perdería a mí. No quiero pensar que está conmigo solo por mi familia, pero a veces, las inseguridades me carcomen por dentro y pienso que Lola se mantiene a mi lado para no perder la familia que ha conseguido.

— Si ella no te quisiese a ti, estaría con Enzo. Son tal para cual y además desde el principio tienen una complicidad extraordinaria. ¡Hasta tú pensaste que podrían tener algo! — me dice Sofía. Mi hermana es la única a la que recurro cuando algo me come por dentro. Cuando necesito un consejo puro. Ella no adorna las cosas, suelta lo que piensa sin filtros y si te duele ¡Te jodes!

— Ya, pero y si se embarcó en esto porque se sentía atraída por mí y lo mantiene sólo para no perder todo lo demás — mis emociones están a flor de piel. Después de lo que pasó en la casa rural la semana pasada, y de lo que me ha contado Lola de su familia. No hago más que pensar, que se aferra a mí, para mantener los lazos con mi familia. La veo sufrir muchísimo por su distanciamiento con Enzo y Eros.

Enséñame a volarWhere stories live. Discover now