ACCIDENTE FORTUITO [corrigiendo]

CAPITULO 2

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Me llamo Lisa Manoban, tengo 25 años y soy Fotógrafo profesional. No tengo mucho dinero mi fortuna es promedio, pero me encanta la aventura y eso hace mi trabajo genial.

Alquilé una cabaña por dos semanas en Yunnan Province - China, con todo abastecido para mi estadía a un precio muy cómodo. Oficialmente trabajo para el National Geographic, pero también soy independiente.

Ahora tenía vacaciones que aproveché en venir a esta montaña que me recomendaron.

Lo que lo ponía más interesante es que en esta ocasión vendría sola, nunca lo hice... Pero siempre hay una primera vez para todo y como me gusta la aventura, simplemente me arriesgué.
Mi equipo del National, cada uno se fueron con sus respectivas familias a sus países natales a vacacionar; uno de ellos, Maverick: me dijo que había tomado hermosas capturas en esta montaña, pero lamentablemente perdieron su equipaje cuando regresaba a EEUU y aunque la agencia le rembolsó el costo de la cámara, lo que más le dolió, fue perder las capturas tomadas; es lo que nos da de comer a fin de cuentas.

Todo marchaba de Maravilla, era junio del 2022 y acababa de establecerme en la cabaña.

El guía me acompañó por un día completo, juntos recorrimos toda la zona, fue indicándome los límites y posibles peligros que pueda encontrar; también se tomó el tiempo para enseñarme que hacer en caso de emergencia, cosas de manuales.

Jamás creí verdaderamente me encontraría en un desastre Natural, de alguna manera somos incrédulos hasta que realmente nos pasa, mi caso no era diferente, pero reaccioné rápido y ahora estoy en un dilema.

Salvar la vida de una mujer que acabo de encontrar enterrada entre la nieve o salvarme yo.

Cargar un cuerpo era una locura, pero no tenía tiempo de decidir, tenía que pensar rápido y lo hice.

Regresé al árbol donde me había amarrado y saqué a duras penas la soga que utilicé para salvarme.

Alcancé el cuerpo mientras formaba un pequeño arnés, empecé a escarbar para descubrir el cuerpo.

—¡por todos los cielos! ¡No mueras! — ya no sentía las manos de tanto escarbar, el hielo traspasó los guantes y un poco de agua congelaba mi mano.

Cuando por fin terminé, saqué el cuerpo con toda mi fuerza, le puse el arnés, la cuerda que quedaba me lo amarré a la cintura; de tal forma que mi cuerpo ayudaría a jalar el "paquete de carne y huesos"

—Lo siento esto dolerá—le dije al cuerpo de la "NN" que estaba a punto de jalar.

—¡Vamos! —empecé a jalar la cuerda, que tenía atada a la chica.

Para mi suerte el cuerpo no pesaba tanto como creía, le doy 47 kilos.

—¡eso una señal! —lo tomé así—no pesas ochenta kilos, no eres gordo, porque si ese hubiera sido el caso, te dejaba con mucha pena.

—¡¡Auxilioooooo!! —tenía que seguir pidiendo ayuda.

—¡¡Alguien me escucha!! —Nadie respondía. Empezó el camino no tan liso.

Recordaba haber dejado la leña lista para prenderla, estaba pensando en llevar toda la cama, o sea las mantas y colchas al costado de la chimenea y calentarnos así.

Si eso haré...

Lo repasé una y otra vez para no perder tiempo una vez que lleguemos; era ser rápida para calentarme o morir en el proceso.

Seguí jalando, mi cintura dolía, pero me puse a pensar, si fuera yo... también querría que me rescatasen de cualquier forma.

—¡Mas te vale que estés viva! —grité al cuerpo que arrastraba—¡porque no quiero morir de hipotermia junto a un cadáver!

Se hizo oscuro y por fin pude divisar la cabaña.

—¡Gracias!,!Gracias!—grité.

Hice un último esfuerzo, yo estaba hirviendo, temblando, estaba agitada y demasiado cansada.

Me quité rápidamente la soga y la cargué para subir los peldaños

—¡Lo siento! — la tiré al costado de la puerta como un costal de papas y cerré a duras penas las aldabas.

No paraba de temblar, mis manos estaban entumecidas.

Moví todas las alfombras al costado de la chimenea que prendí desesperadamente. Busqué mi bolsa de dormir lo coloqué primero, luego traje todas las cobijas de la cama y del guardarropa; las puse encima de mi bolsa de dormir, abrí dicha bolsa y fui a desvestir el cuerpo de la mujer sin nombre.

*Sabía que tenía hipotermia, la única forma de calentarlo más rápido sería con otro cuerpo, "la sangre tiene que circular". Tenía que sacarle toda la ropa mojada, empecé por su traje de esquí, "definitivamente se desvió de su carril, ahí la agarró la avalancha"; salían teorías mientras pasaba a sus pantalones, dentro también estaba mojado.

—¡Mierda! —grité. Le quité su suéter y sus pantalones internos, las botas las medias todo estaba mojado.

—¿que acaso te metiste en un lago? —refunfuñé.
Yo aún seguía temblando del frío, el calor de la chimenea no hacía su trabajo y sentía que la temperatura de mi cuerpo bajaba abruptamente.

—Lo siento, pero es necesario—la dejé en brasier y bragas.

Empecé a ponerle un chullo en la cabeza, lógicamente estaba super mojado su cabello, también le puse mis medias gruesas, ¡Caray sus pies parecían helados de hielo! La dejé en ropa interior a pesar de que estaba mojado también estas prendas, no pretendo invadir la intimidad de nadie, con el calor secara.

La cargué y la llevé a mi Sleeping o bolsa de dormir, la acomodé lo más cerca posible de la chimenea, después
hice lo mismo conmigo, me quité la ropa hasta quedar en ropa interior, me puse mi bennie y unas medias para mis pies que estaban mojados.

—¡Juntas nos calentaremos! — le dije, me metí a la bolsa sin perder tiempo nos cubrí con todas las mantas y por dentro cerré la bolsa de dormir.

Yo estaba temblando, no quería, pero el frío era insoportable, nunca en mi vida había temblado así; si bien mi cuerpo estaba caliente por el esfuerzo físico, al llegar aquí se me bajó la temperatura, la chica estaba peor... agarré su brazo y lo crucé, también la abracé.

—¡Mierda! ¡¡Esta helada!!— Parecía que estaba abrazando un trozo de carne recién sacado del congelador.

No pensaba en nada más que, calor y fricción, calor y fricción.

Luego de temblar por más de media hora, mi cuerpo recién sintió calor.

Finalmente, el cansancio hizo que cerrará los ojos.

Espero que no nos incendiemos dije en mi subconsciente...